Desde el mes de septiembre no dispongo del tiempo necesario para escribir como me gusta hacerlo. Preveo que será así -seguramente- hasta final de año. El blog sigue y no se detiene, pero con un ritmo de producción más lento.
Hace dos semanas que intento sacar tiempo de calidad para escribir este post y, a pesar de que ya he reducido mi dosis de información mediática a unos 10 minutos de radio al día -opino que eso que llamamos “actualidad” es perjudicial para la salud física, mental y espiritual o como diría mi abuela “no es bueno para la persona”- confieso que las cosas que pasan me distraen de lo que tengo escrito y la tentación de opinar sobre esta maldita “actualidad” hace que reinicie el post y no lo acabe nunca. Envidio la capacidad de Quim Monzó a la hora de ironizar sin piedad sobre episodios tan grotescos como el de la estatua de Franco plantificada desvergonzadamente y de forma provocadora en un espacio tan emblemático como es el del Born.
Hace tiempo que de manera voluntaria evito al máximo manifestarme en público sobre temas políticos, en especial sobre los que afectan a la sanidad catalana. Confieso que el reciente episodio relativo a la posibilidad de comprar con dinero público el Hospital General de Catalunya, me ha hecho variar el contenido de mi post y escribir un par de páginas al respecto. Bueno, las acabo de archivar, no las publicaré. Eso sí, frustrado por el hecho comentado de que disponiendo de poco tiempo para escribir, no aprovechar el material para el blog…
Este episodio me ha hecho revivir la noticia sobre el contenido de las conversaciones entre el Ministro Fernández Díaz y el ex director de la Oficina Antifraude de Cataluña -recordemos que se jactaban de haber destruido el modelo sanitario catalán-. Y es que la máquina infernal de la actualidad hace que por grave que sea una noticia, enseguida aparezca otra que haga olvidar la primera. Pero a mí me pasa que a veces nuevas noticias me hacen revivir antiguas (¡concepto, el antiguo, cada vez más efímero!).
¡¡¡Mientras escribo, me entero de que el Comité Federal del PSOE ha tomado una decisión que permitirá hacer presidente Rajoy!!! De entrada pienso: “Mira, un bello ejemplo de aquel dicho que explicita que la política hace ‘extraños compañeros de cama’”. Pero enseguida dudo si en este caso los que “comparten cama” son realmente tan diferentes unos de otros o… ¡no!
Esta noticia, lejos de hacerme olvidar “las antiguas” informaciones relativas a los juicios de los casos Gürtel y tarjetas ‘black’, me las ha hecho más presentes. ¡Como me ha hecho más presente a Rita Barberá, Bárcenas y tantos casos más que, a pesar de ser reales, no impedirán que el PSOE -el de los ERE de Andalucía, eso sí- haga presidente a un personaje de las características de Rajoy!
Y es que en España -y también en Cataluña- tan pronto hechos gravísimos se ignoran e incluso se opta por presentarlos como si fueran propios de un cómic de “Mortadelo y Filemón” para sacarles hierro, como lo que debería formar parte de la estricta normalidad democrática recibe tratamiento criminal por parte de la Justicia. Entretanto el Tribunal Constitucional, no teniendo suficiente con tratar de influir en lo posible en el objetivo de encarcelar a políticos independentistas, se dedica a imponer las “corridas de toros” en Cataluña, como si no tuviéramos nada mejor que hacer que debatir sobre un tema de este calibre. ¡¡¡Cuando no es eso, son propuestas propias de repúblicas bolivariano-bananeras formuladas por los “podemitas” o -y perdonad que vuelva a lo mismo, pero es que me parece muy grave- Colau montando el numerito del Franco y su caballo, astracanada que no se toleraría ni en el país con la tasa de consanguinidad más alta del mundo!!!
Pese a que el país oficial me tiene agotado, intento no renunciar a contribuir -en la medida en que sea capaz- en que no perdamos del todo el sentido común y me esfuerzo por confiar en que el país real todavía merece la pena. Pienso que escribir puede ser una forma de intentarlo.
Y dicho esto, entro en el tema sobre el que quería tratar y lo hago relacionándolo con lo que he dicho hasta ahora. Me pregunto hasta qué punto todo esto y muchas cosas más que podría haber enumerado, tienen que ver, representan, a la mayoría de ciudadanos comunes y corrientes…
Bueno, siempre me ha gustado decir que no existe una empresa de headhunters dedicada a seleccionar a los más corruptos e ineptos para que nos gobiernen y que éstos, en origen al menos, son una muestra representativa de la sociedad que los elige. Dicho de otro modo, estoy convencido de que la inmensa mayoría de la población no tiene estos comportamientos, pero no tengo tan claro si los acabaría teniendo o no en caso de llegar a determinadas posiciones de poder regidas por las reglas del juego que las caracterizan…
Fijarse en los gobernantes, en los políticos en general y los relacionados con ellos para poner en evidencia sus miserias, puede llevar a pensar que determinados problemas solo se dan en este estamento. Yo no entiendo, por ejemplo, cómo puede ser que nunca -que yo sepa- se haya destapado la suciedad que embadurna el sistema de Seguridad Social, es decir Estado sí -de nuevo la política- pero también patronales y sindicatos.
Me diréis que estos estamentos -como otras posiciones de poder en el mundo privado- no dejan de ser equiparables a las propias de la política. Seguramente. Pero tampoco entiendo que no se analice lo que ocurre en la vida cotidiana para entender mejor que tenemos los gobernantes que tenemos, o si se quiere, hacemos honor a aquello de que “cada país tiene los gobernantes que se merece”.
Creo que en un post conté que una vez vi cómo, en el metro de Montreal, un chico joven se saltaba la valla de acceso sin validar el pase y la gente de alrededor le “placó”, literalmente, y lo retuvo hasta que vino la policía y se lo llevó esposado. En Barcelona estoy cansado de ver esta escena y no he visto que nadie -yo tampoco, la verdad- reaccione de tal forma que se aproxime a la que viví en Montreal, hace años cuando vivía en aquella ciudad. Tema educacional y de valores.
Menciono también a un vecino de un edificio en el que viví que, a menudo, cuando me lo encontraba manifestaba estar escandalizado por la corrupción de los políticos. Al poco tiempo fue elegido presidente de la comunidad de vecinos y lo primero que hizo -aprovechando que habíamos aprobado rehabilitar la fachada y delegado en él la selección final del industrial entre una terna que evaluamos todos y dentro de un presupuesto cerrado- fue elegido aquel proveedor que aceptó -dentro del presupuesto aprobado- pintarle su piso gratuitamente.
Unos días después me lo encontré en el ascensor del edificio y le pregunté, de la mejor manera posible, si no veía ninguna relación entre su comportamiento y aquellos otros de los políticos corruptos que tanto criticaba. Le dije: “¿Te imaginas qué podrías llegar a hacer si hubieras sido presidente de una entidad financiera o del Gobierno?”. ¡No era capaz -aparentemente- de ver ninguna relación! El hombre tenía claro que su comportamiento, a pesar de no ser del todo correcto, no tenía absolutamente ningún elemento en común con la corrupción política. El hecho de que la obra no hubiera costado más dinero al vecindario para él justificaba su actuación y no la hacía comparable.
Repito, resulta evidente que en todas partes hay de todo y pretender concluir que la corrupción en España es generalizada ni es justo, ni se corresponde con la realidad. Comentando esto un día con ex compañeros de la escuela, algunos no estaban de acuerdo en que los valores, la moral colectiva, fuera más débil, de peor calidad, en España que, por ejemplo -decían ellos- en los países escandinavos. Para entendernos, que el “Lazarillo de Tormes” o la “novela picaresca” fueran genuinamente españoles, no quería decir nada… Aludían a comportamientos oscuros e inconfesables frecuentes en sociedades teóricamente más luteranas y menos latinas.
En cualquier caso, si miramos el Índice de la Percepción de la Corrupción de 2015, España ocupaba -en una escala creciente de países menos corruptos a más- la posición 36 de 168, mientras que Dinamarca ocupaba el primer lugar, Finlandia el segundo, Suecia el tercero y Noruega el quinto.
Personalmente opino que el hecho de que Canadá ocupara la posición número 10, no es del todo ajeno al episodio narrado del metro, tan anecdótico como se quiera considerar. Del mismo modo que considero menos probable que un presidente de comunidad de vecinos, en Escandinavia o en Canadá, tuviera comportamientos como el descrito.
Si continúo diciendo que siempre me ha sorprendido que se ignore demasiado a nivel público, que se difunda poco, lo que pasa en ámbitos que mueven mucho dinero como la Seguridad Social, más de uno me remitirá a medidas como la Ley de transparencia aprobada por el Parlament de Catalunya y… me parece sospechoso que un país que está lejos de Escandinavia en la materia que tratamos, pretenda de golpe adoptar estándares propios de aquellos países. Creo que el mismo ADN que nos lleva a tener tolerancia “latina” ante hechos que allí simplemente serían difíciles de imaginar, es lo que hay detrás de esta forma de legislar en un país más preocupado en hacer leyes que en cumplirlas. La estética está por encima de la ética. Y la envidia y el odio también. Que el primer uso que se le dé a la Ley de Transparencia esté destinado a “chismorrear” en prensa a propósito de los salarios de los directivos públicos, me hace pensar mal…
Cierro capítulo mencionando que también en la esfera privada hay riesgos que terminan en situaciones reprobables que, como -habitualmente- no están bajo el foco de atención mediática, pasan desapercibidos. En el ámbito de las organizaciones privadas sin ánimo de lucro, el Real Madrid y el Barça, por ejemplo, son dos entidades que tienen en común la desproporción entre el presupuesto que manejan -directa e indirectamente- y la insuficiencia de los mecanismos de control por parte de los propietarios, los socios. Lo que ocurre en la esfera privada lucrativa, no es potencialmente tan diferente de lo que ocurre en política y si lo es, es porque el interés de la propiedad impide determinadas prácticas y/o porque los mecanismos de control son más estrictos y rigurosos. Pero los estándares de corrupción y malas prácticas de una sociedad van ligados al sistema de valores predominante en la misma, a pesar de que se expresen -o sean más visibles por la presión de los Media- en la esfera pública. La educación y la transmisión de valores positivos son fundamentales. Obvio, ¿no? Sí. Pero parece que hay que insistir…
Hace pocos días me vi involucrado en la compra de un edificio en Sant Cugat y resultó que uno de los propietarios decía que era abogado y seguramente lo era. Mi primera impresión fue que aquel hombre poco tenía que ver con la justicia. Antes hubiera creído que era miembro de la mafia. Al fin y al cabo, entre los mafiosos hay abogados, ¿no?
El abogado (admitiendo que lo fuera) idiota no era. Corrupto… no sé por qué me temo que sí. Supongo que bastante hábil como para bordear los límites de la legalidad, traspasándolos quizás en alguna ocasión, pero con mucho cuidado, minimizando las posibilidades de hacerse condenar. Me recordaba a aquellos periodistas expertos en provocar que el lector deduzca de sus crónicas que tal o cual es un criminal o un ladrón o un sinvergüenza, sin afirmarlo literalmente. Resultado: casi siempre son inocentes. Hacen mucho daño, no tienen escrúpulos ni vergüenza, pero formalmente son inocentes.
El abogado hubiera podido pasar, incluso, no por aristócrata, pero sí por alguien de la burguesía acomodada. Su padre -que vive en un paraíso fiscal- me temo que se hizo rico de forma poco ortodoxa. Supongo que él no tiene nada que ver con que su tío vaya por el mundo con una pistola intimidatoria. Él, en principio no lleva. Él de momento puede seguir estafando a la gente, sin necesidad de tener que irse del país ni de llevar pistola.
El abogado actúa fundamentalmente en el sector inmobiliario, y diría que las hace de todos los colores, con elegancia y educación aparentes, pero en el fondo sin muchos escrúpulos. Habla de sus víctimas como si las amase, con un tono paternalista y yo creo que está convencido de que el abuso que hace de ellas en forma de hebra de aire cuando ya no pueden respirar es una obra de caridad. Y puede llegar a parecerlo ya que oxígeno, a los que están a punto de morir ahogados, sí que les proporciona. El problema es el precio que les hace pagar que, simplemente, es el expolio. Consentido. ¡¡¡Qué remedio, claro!!! Cuando estás a punto de ahogarte te dejas expoliar, entregas tu casa por cuatro chavos a cambio de que asuman tus deudas. A partir de ahí se trata de vender la casa a un precio atractivo que, en el peor de los casos, cuadruplica lo que te ha costado. Esta es una de las formas de trabajar del abogado.
La última vez que lo vi se despidió de mí con un apretón de manos que, según él, tenía valor de compromiso. Nunca más lo he visto, el compromiso no lo ha incumplido y me alegro, ya que cuando le di la mano desconocía la bajeza moral del individuo. Lo he sabido después…
El siguiente vendedor que me encontré, pedía una parte “en B” y le parecía absolutamente normal.
Quiero decir con esto que… ¿así es el país que tenemos? ¿Que la mayoría actúa de esta forma? No. Pero el país que tenemos lo consentimos entre todos. Y mientras el debate público se centra en aspectos como limitar los salarios de los gestores públicos a niveles ridículos que lo único que garantizan es que solo los menos preparados se quedarán en el sector público; o se centra en tranquilizar conciencias haciendo leyes como la mencionada Ley de la Transparencia -que muchos altos cargos y gestores públicos ya estudian cómo pueden pasar de puntillas, evitar pasar por el aro de una ley que aparte de dificultar la gestión del día a día, poca corrupción evitará-; los “pícaros”, como el abogado de Sant Cugat, siguen devastando el país.
Termino diciendo que estos días he conocido también a un campesino que con años de trabajo y de
esfuerzo encomiable ha conseguido cumplir su sueño de disponer de hectáreas de terreno para cultivar. Un hombre que ama a la tierra, agradecido, que trabaja cuando es necesario, de día o de noche, entre semana o el fin de semana. Una persona que contempla con lástima el espectáculo que ve cuando mira las noticias o lee el periódico. Pero que vuelve a su tierra y sigue haciendo lo que tiene que hacer, ajeno a todas estas “guerras” que sabe que le afectan pero que las soporta estoicamente recompensado por la satisfacción que le proporciona la misión que le ha dado la vida. Una misión anónima que le permite vivir bien y feliz, de forma austera, discreta y sin hacer aspavientos de ningún tipo. También sabe disfrutar de los momentos de ocio sin necesidad de grandes cosas.
Del mismo modo que no sé calibrar el peso relativo de los personajes que como aquel abogado de Sant Cugat, dibujan un modelo de sociedad lamentable, tampoco sé medir la influencia de los que como el agricultor que he conocido, son un regalo del cielo para la tierra, la sociedad y los que los rodean. No sé cuál es el peso de la ética en esta sociedad que parece preocupada por la estética y dominada por el fariseísmo.
En cualquier caso me quedo con el agricultor y quiero pensar que forma parte de una mayoría silenciosa que sí, es silenciosa, pero es mayoría. No se siente pero se hace notar. Aporta valor añadido, capital social y felicidad en el mundo.
Bueno, pese a que el ruido ambiente me ha distraído mucho, al final he conseguido hablar de lo que quería. Describir un menú de hechos reales -todos los hechos descritos son reales- por si os ayuda a sacar alguna conclusión o al menos a reflexionar de forma útil sobre cómo son las cosas de la vida en nuestro país.
No ens pots deixar així, no saps com friso per saber que has escrit en aquest “…parell de pàgines…” sobre la possibilitat de comprar l’Hospital General de Catalunya !!!!!!
Vinga va una pista !!!!
Bona nit
Present
Quan no pots ni pagar els contractes amb els proveïdors del SISCAT, no és just ni eficient estar disposat a gastar 50 o 55 milions d’Euros (dubto que venguessin per menys de 80, si s’ho plantegessin) per seguir tenint el mateix servei que ja tens sense necessitat de gastar-los.
http://dlvr.it/MY74HP
Gràcies Josep Maria, un cop més, pel teu escrit.
Pots estar convençut: són personatges com el teu pagès els que “salven” el món.
Esperaré amb impaciència el teu proper post.