Este último mes he estado ocupado terminando los preparativos del VII Congreso Internacional Dependencia y Calidad de Vida de la Fundación “Edad & Vida” y poco he escrito en el blog. Ha sido el sprint final de casi dos años de trabajo de preparación del contenido, organización y desarrollo de estos dos días de Congreso.
En este contexto, lo normal sería hablar de lo que hemos tratado allí, de salud/sanidad, de sociosanitario, de envejecimiento, de final de vida…
Cuando me dispongo a hacerlo, me detengo y recuerdo que este blog nació el 7 de diciembre de 2012 con una vocación fundamentalmente sanitaria, del sector salud. Pero, a decir verdad, no únicamente. Si vais al primer post (ver “Bienvenida” del 7 de diciembre de 2012) podréis leer:
“Me complace poder presentaros mi blog que, en primera instancia, lo podría ubicar en el campo de la política sanitaria. Pero no solo porque la sanidad y la salud no se pueden aislar de la sociedad, los valores predominantes en la misma, las instituciones, las organizaciones sociales, los partidos políticos, la baja calidad de nuestra democracia, el rol de los medios de comunicación y tantas otras cosas como el contexto nacional catalán y, claro, la crisis. La crisis económica y su causa: la crisis de valores”.
Han pasado casi 7 años y, a pesar de todo, aquí estoy. No exactamente con los contenidos que anuncié al principio, no con la frecuencia que quisiera, pero considero que teniendo en cuenta las circunstancias, no es poco. ¿Qué circunstancias?
Verdaderamente, aunque el blog fue concebido por los motivos descritos, lo cierto es que hace tiempo que dejé de escribir -con alguna extraña excepción- sobre política sanitaria. Creo que deberíamos ir muy atrás para encontrar el último post, o al menos publicaciones sobre este tema, escritas de forma habitual. ¿Por qué? ¿Y por qué cuando este era uno de los principales propósitos iniciales? Pues es muy simple, para no ofender a nadie. Si en este momento expresara lo que pienso de la situación de la (no) política sanitaria, solo me ganaría enemigos y, casi seguro, no contribuiría a mejorar nada… Por lo tanto, silencio auto impuesto, en un contexto en el que no hay debate y si quieres debatir, en el mejor de los casos, sueles ser un predicador en el desierto y, en el peor supuesto, activas la intolerancia creciente por parte de los que no piensan como tú o, sencillamente, del oficialismo que simplemente no piensa.
Pero ya que el pasado martes, en el marco del VII Congreso Internacional Dependencia y Calidad de Vida me correspondió, como responsable máximo del programa, intervenir, diré algo. Eso sí, me limitaré a expresar un deseo, un ideal, hecho que me ha costado alguna crítica -que comprendo- en Linkedin, por parte de un médico de atención primaria. Pienso honestamente que a lo largo de mi vida profesional he tenido actuaciones transformadoras del sistema sanitario o parte de él. El último intento fue en el Parc de Salut Mar y al menos sacamos una remodelación y modernización parcial, imprescindibles…
El deseo que expresé, el ideal, se puede resumir diciendo que los todavía llamados hospitales de agudos (que de enfermos agudos tienen pocos, si descontamos las reagudizaciones de procesos crónicos), se tendrían que reconvertir en dispositivos muy ligeros, con muy pocas camas, con mucha consulta externa, servicio de urgencias y UCI, y bloques quirúrgicos que permitieran alcanzar entre el 70% y el 80% de la cirugía, sin ingreso. En cuanto al resto, lo que hasta ahora hemos conocido como hospitales, deberían transformarse en centros -si queréis “hospitales”- sociosanitarios, fundamentalmente con camas de convalecencia y cuidados paliativos ocupados por personas principalmente mayores (o jóvenes tributarios), con pluripatología crónica y enfermos en fase final de vida, respectivamente.
Las “residencias”, si es que todavía se pueden entender como sustitutos del hogar, deberían tender a transformarse en dos direcciones: hacia los hospitales sociosanitarios y hacia la atención domiciliaria. El campo para la atención domiciliaria, es enorme. Ninguno de nosotros, ni siquiera nuestros padres si aún viven- querremos vivir en ninguna residencia. Querremos estar en casa y, si nos descompensamos, en un hospital sociosanitario y, en determinadas circunstancias, en hospitales de los que ahora conocemos como tales.
La atención primaria, bajo diferentes fórmulas -en el Congreso el tema del “cómo” ha sido controvertido- deberá seguir adaptándose a una realidad consistente en hacer contención y mantener a domicilio a muchas personas mayores con pluripatología crónica. Y los servicios sociales tendrán que tener cada vez más preponderancia, a todos los niveles asistenciales: domicilio, atención primaria, sociosanitarios y hospitales. Hay que evitar al máximo que los problemas sociales impidan dar altas hospitalarias y de centros sociosanitarios.
Y muchas más cosas en una sociedad cada vez más compleja: paliar la soledad no deseada de las personas mayores, completar el acceso universal a los servicios de cuidados paliativos, explorar todas las posibilidades que ofrecen las TICs… Y, claro, invertir la situación en la que la persona es víctima de la fragmentación del sistema y empezar a trabajar para adaptar el sistema a la realidad única bio-psico-social-espiritual de la persona.
Bueno, hasta aquí la pequeña incursión en el terreno sanitario, al que ya podríamos llamar directamente, tal vez, sociosanitario.
Siguiendo el listado de propósitos que tenía cuando empecé este blog, aparecen los valores predominantes en nuestra sociedad. Bueno… Seguramente he hablado un poco más últimamente, y a menudo me he referido al título de la obra de Zygmunt Bauman (en muchos posts) “La vida Líquida” con el que ya está casi todo dicho. En 2009 escribí un libro (desgraciadamente demasiado vigente todavía, a pesar de los años que han pasado), “La sanidad catalana desde otra perspectiva: la salud y la felicidad de las personas”, en el que ya apuntaba que la crisis del sistema sanitario catalán, no era más que un reflejo sectorial de la sobrevalorada crisis económica, en detrimento de la verdadera crisis, que no es otra que una profundísima crisis de valores.
Si sigo leyendo el propósito inicial de mi blog, expresado el 7 de diciembre de 2012, hablo de las instituciones, de las organizaciones sociales y los partidos políticos. De estos, he hablado durante los últimos años. Pero es cierto que cada vez menos. Simplemente no tengo ganas, me agota… Si dijera lo que pienso, por ejemplo, de los partidos políticos, de todos, me quedaría tranquilo, me quedaría descansado, pero no aportaría gran cosa aparte de contribuir al lamentable “acoso y derribo “en el que se han especializado los Media. Y no creo que valga la pena.
Si continuamos aparece la baja calidad de nuestra democracia… ¡¡¡Madre mía!!! ¿Qué carai se puede decir? ¿Vale la pena seguir con este tema? Ayer comenzó la campaña electoral de las Generales. ¿No os parece insoportable? ¿Y yo por qué tengo que encontrarme en el buzón de casa un sobre con la bandera española y propuestas y papeletas de VOX? ¿Votaréis? ¿Sufriréis porque sois responsables y sentís que tenéis que votar, pero a la vez experimentáis una profunda vergüenza ajena respecto a la práctica totalidad de los candidatos y partidos que se presentan? ¿Qué haré yo? Difícil de decir. Los únicos a los que votaría se pelean lamentablemente entre ellos hasta hacernos sonrojar. Hay que ser mezquino para, considerando que tienes presos políticos y exiliados, priorizar por delante del país la ambición partidista y la personal. Produce asco y sería para no ir a votar. ¡¡¡En principio acabaré yendo, con una pinza en la nariz, los ojos cerrados y los oídos tapados!!!
Un amigo de Zaragoza me decía:
“¡Tener que elegir entre Sánchez, Casado o Rivera, como te puedes imaginar me provoca un entusiasmo perfectamente descriptible! El que me genera más confianza personal es Iglesias y a este no lo puedo votar porque está en las antípodas de lo que yo pienso”.
Todo esto para decir que hace tiempo que no me motiva escribir sobre la actual España oficial, sus instituciones, sobre demasiados de sus políticos -no todos, quiero dejar constancia- y su democracia que cada día pierde calidad. Ya pueden ir enterrando y desenterrando dictadores que nada cambia: Franco está vivo, muy vivo y nos dirigen los que él puso a dedo y los que les hacen el juego en el marco de una transición nunca completada, el “régimen del 78” que no es más que una versión “2.0” del régimen franquista.
A continuación, siguiendo con mis propósitos para este blog, hablaba del “rol de los medios de comunicación”. De eso he hablado más. Los que me habéis seguido sabéis que el concepto “actualidad” tal y como lo conciben los autodenominados periodistas me parece de “acoso y derribo” destinado a alimentar las bajas pasiones y la perversión de los valores sociales más nobles. Una desinformación sistemática al servicio de intereses varios, a menudo inconfesables, y una suma de fakes y medias verdades, todo ello acabado de adulterar con unos especímenes llamados “tertulianos” que, salvo en contadas excepciones, hablan de lo que saben -si es que saben algo- y de lo que no saben, con la osadía que proporciona la ignorancia y/o el cinismo y la maldad. ¡¡¡Basta con decir que un pobre español medio sometido al bombardeo de los Media de más allá del Ebre, puede tener una idea de Cataluña más alejada de la realidad, de la que yo pueda tener del rol de las mitocondrias en el metabolismo del Tyrannosaurus rex, es decir, ni idea!!!
Decía también que uno de los propósitos de este blog era hablar del país. Bueno, seguidores, si hace tiempo que os habéis dado cuenta de que no hablo de sanidad-salud, sabéis que todavía hace más que no hablo del país. ¿Por qué? ¿Es que no tengo un posicionamiento sobre la sentencia, sobre los presos políticos, los exiliados, sobre Cataluña y sobre España? ¿Es que el punto demencial al que hemos llegado no me provoca ningún tipo de sentimiento, de posicionamiento, de estado de ánimo, que merezca cuatro líneas? ¿Es normal que alguien como yo que siente, que piensa, que tiene identidad y que le gusta escribir, no escriba sobre ciertos temas? Que cada uno saque sus propias conclusiones que ni son ajenas a mi pasado político, ni al hecho de sentirme inseguro, de no tener mis derechos garantizados, en un Estado, como decía, formalmente, solo formalmente, democrático pero, en realidad, en involución hacia formas de represión y totalitarismo vengativo hacia los discrepantes. Pienso que al principio de la agudización de lo que llaman “problema catalán”, para referirse en realidad al mayor problema que tiene España, la renuncia a las reglas de juego democrático se daba, en todas las instituciones del Estado, cuando veían amenazada la unidad de España. Un director de un periódico español lo resumió perfectamente en muy pocas palabras: “Por encima de la verdad hay la unidad de España”. Pero esta involución se está generalizando.
No hace falta decir, de paso, que si queréis tener una visión más aproximada de lo que ocurre en España, leed prensa extranjera. Hoy por hoy, los gobiernos callan y miran hacia otro lado, porque el mundo es un club de Estados y de intereses de Estado y no de naciones. Pero si las instituciones españolas no se dan cuenta de que tienen que sustituir la desmesura represiva por el diálogo político, la cosa estallará por un lado u otro. Hoy por hoy, el odio y el espíritu de revancha hacia Cataluña les ha hecho perder el equilibrio y el sentido común.
Para terminar con el repaso de mis propósitos al iniciar este blog hace 7 años, decía que hablaría de la crisis de valores y de eso, de una manera u otra, sí que he ido hablando.
El resultado de todo lo que he esbozado parcialmente, ha sido un blog que en los últimos tiempos, es más literario, más intimista, más humanista. Hay que decir que, pienso que, no está mal que haya adoptado esta opción balsámica en medio de la tensión de la vida cotidiana. Un blog resultado de la observación del mundo y del comportamiento de los humanos, desde un rincón solitario de las Terres de l’Ebre. Afortunadamente si te gusta escribir, siempre acabas encontrando temas.
El trabajo me ha llevado hoy a volver a hablar de sanidad y a la vez, esto me ha hecho pensar en la razón de ser de este blog y explicar, en parte, por qué desde hace tiempo, lo que publico está alejado de esta idea inicial. Hoy por hoy, está bien así y, en cualquier caso, es mi opción.
Estamos en otoño, el día en el Delta ha sido casi veraniego, son las 19h y ya ha oscurecido… ¡De hecho, hace demasiado tiempo que vivimos en la oscuridad a todas horas!
Estimat JM, t’entenc perfectement. Cal preservar la pròpia integritat front aquesta fauna salvatge que hi ha arreu. A més què fariem sense el teu bàlsam pels sentits? No deixis de perdre’t en aquest racó tan especial del Delta i escriu, escriu , escriu el que el cor et mani. Gràcies!
Moltes gràcies Aina. Ho intentaré seguir fent!