El 2 de noviembre de 2013, la inminente muerte de un amigo que estaba en la fase terminal de una enfermedad que se manifestó inesperadamente, me llevó a escribir unas reflexiones en este blog, alrededor de la muerte. Decía entonces que la muerte en nuestra sociedad es un gran tabú del que casi nunca se habla. Y citaba a Epicuro escribiendo: “Mientras vivimos, la muerte no está presente, y cuando se hace presente ya no existimos. Por lo tanto la muerte no afecta a los muertos, sino a los vivos”.
Pienso que esta sentencia de Epicuro sirve para sintetizar los motivos que han llevado a la empresa de servicios funerarios Mémora a encargarme la constitución de un Consejo Asesor. El porqué, las finalidades que perseguimos, las encontraréis sintetizadas en los artículos que se adjuntan publicados en el “Diario Médico” y en “El Periódico”, los días 7 y 8 de Abril de 2014 respectivamente.
Aunque no se hable, la muerte afecta a los vivos. Morir bien y sin sufrir es calidad de vida. Expresar voluntades anticipadas -desde la donación de órganos hasta la configuración de la herencia patrimonial, pasando por el testamento vital-, poder reconciliarse con algunas personas antes de morir o compartir inquietudes espirituales, estas y otras inquietudes y preocupaciones, consisten en una cuestión de vivos. Como lo es el duelo de los familiares o la necesidad de apoyo antes, durante y después de la muerte de estos familiares. Hay un montón de necesidades no siempre bien cubiertas o sencillamente no cubiertas que por falta de diálogo, por la tristeza, por el dolor de hablarlo, pueden continuar mal atendidas durante mucho tiempo. Eso es lo que se quiere evitar.
Alguien me ha manifestado su sorpresa cuando ha leído mi declaración relativa a que introducir con normalidad el tema de la muerte en la escuela, es de un alto valor añadido social. Todo lo que se habla se puede prevenir. En cambio lo que no se enseña, lo que se oculta, acaba generando miedos y ansiedad.
Si extraño debería ser no hablar nunca de la muerte, que tampoco se hable -o casi- en los currículos de las facultades de Medicina y de Ciencias de la Salud en general, resulta aún más paradójico. Como paradójico es a menudo la relación de los médicos y del personal sanitario con la muerte. La comunicación con el enfermo terminal y con sus familiares es un campo susceptible de grandes mejoras.
Éstos son algunos de los temas que han derivado en el interés de Mémora en aproximar los servicios funerarios al sistema sanitario, y que han llevado a la decisión de crear este Consejo Asesor para abordarlos con una finalidad última muy clara: cubrir necesidades no cubiertas o mal cubiertas en el tramo final de la vida, en el momento de la muerte y después de la defunción en el caso de los familiares.
El forense Josep Arimany, la psicooncóloga Maria Die, los especialistas en cuidados paliativos Xavier Gómez-Batiste y Marcos Gómez, la trabajadora social Ana Isabel Lima, el notario Juan José López Burniol, el enfermero Fernando Martínez Cuervo, el filósofo i teólogo Francesc Torralba y yo mismo, tenemos el privilegio y la responsabilidad de salir adelante en esta iniciativa pionera, que nos ofrece la posibilidad de aprender a la vez que nos comprometemos a intentar aportar valor añadido.
Una excel·lent iniciativa, Josep Maria.
Des del punt de vista de la societat en general és un important tabú, però des de la vessant professional, encara que pugui semblar una paradoxa, també ho és. Ho dius en el teu post, la formació és cabdal!!. I la multi-professionalitat és la clau per abordar amb excel·lència el procés final de la vida.
Josep París