El pesimismo y la negatividad dominan el ambiente. Ya se sabe que estas afirmaciones de carácter general admiten muchas excepciones. Pero lo que oímos en la radio, vemos en la TV, leemos en los periódicos, escuchamos en tertulias, en reuniones familiares y con amigos, tiene un tono predominantemente gris oscuro. La justicia, el agradecimiento, la sencillez, la valentía, la buena fe, la generosidad, la tolerancia… no predominan.
Es necesario promoverlas y a menudo las condiciones no son favorables y ni lo facilitan. Por este motivo poner límites a estas virtudes, puede parecer que facilita el acopio de energía negativa. Pero atención, puede ser también una virtud en sí misma. La tolerancia, por ejemplo, tiene límites. Debe tenerlos para evitar acciones faltas de ética, que pueden terminar siendo muy destructivas, contribuyendo a la imagen de un mundo en el que es difícil vivir. Una tolerancia malentendida, como una solidaridad malentendida o un determinado concepto del sentido de la justicia, pueden contribuir a promover el “todo vale”, incluso la barbarie. Este mundo en el que mucha gente opina que es difícil vivir, es el resultado -en parte- de la distorsión y manipulación de virtudes y conductas aparentemente virtuosas. En este caso lo que corresponde es la tolerancia cero.
Las redes sociales y determinada “prensa” digital – afortunadamente poca- a pesar de haber sido calificadas de “periodismo popular”, se están convirtiendo en demasiados casos, en una inmensa cloaca asquerosa. Desde este agujero negro se insulta impunemente, se descalifica sin necesidad de pruebas y argumentos, se ofende, se amenaza, y se promueve la violencia contra la persona que aquellos que se autoerigen en jueces de lo que haga falta, deciden masacrar. Predominan los pseudónimos y el anonimato cobarde. También hay quien a cara descubierta difama, acusa gratuitamente, o destruye sistemáticamente, a las víctimas previamente seleccionadas. Como pasa con los Media en general, quien lo lee tiene tendencia a dar crédito sin contrastarlo.
Twitter puede ser una herramienta excelente que personalmente no uso. Pero un trending topic de Twitter, puede equivaler a difundir mentiras urbi et orbe desde el anonimato, constituyéndose en una especie de competencia “casi desleal” con el periodismo profesional, riguroso, contrastado y bien documentado de los medios más prestigiosos. Esta pretendida libertad de expresión, es un buen ejemplo de manipulación de la opinión pública y un sucedáneo vicioso de la virtud que cínicamente dicen promover quienes la propugnan.
Lo que podría ser un fantástico medio de comunicación, degenera en un campo de tiro al blanco, en el que se incita a desatar el odio contra la víctima escogida y se convierte en un instrumento al servicio de la destrucción y la intoxicación. Paradójicamente los medios convencionales que pueden terminar siendo víctimas de estos nuevos medios de comunicación, les hacen de caja de resonancia. A más “carnaza” y “más enreda que te enreda”, más difusión.
No hay duda de que las redes sociales juegan un papel positivo en muchas causas justas y tienen un impacto social valioso. Pero si se hace balance, me temo que la partida la va ganando el mal uso que se hace de ellas. Incluso personas educadas y respetuosas con el prójimo, que difícilmente las dejarían caer en los medios clásicos y todavía menos en los lugares que frecuentan; en la red se atreven. Y si lo hacen al amparo del anonimato, se transfiguran pudiendo llegar a sacar lo peor de ellos mismos hasta extremos dignos de estudio psiquiátrico.
Siempre he tenido la sensación (reconozco que puede tener una parte de tópico), de que tanto España como Cataluña se caracterizan por la envidia -que lleva a querer igualar todo y a todo el mundo a la baja- y el resentimiento, cuando no, directamente, el odio entre personas. No hay duda de que la crisis ha contribuido a aumentar esta realidad y/o la percepción de la misma. Pero si tenemos que hacer caso de lo que circula por la red y del eco que obtiene en los Media, podríamos pensar que se está incubando el germen de una nueva Guerra Civil.
Cuando nos quejamos sistemáticamente de lo “mal que está el mundo”, estamos contribuyendo en parte -o en todo- a empeorarlo. Igual que se dice que la primera premisa para salir de la crisis -o para que suba la bolsa- es beneficiarse del efecto psicológico de ser positivo, la suma de actitudes individuales ejemplares, por difícil que pueda ser adoptarlas y mantenerlas a toda costa, pase lo que pase, es la condición para hacer un mundo mejor.
Una de las características de una conducta ejemplar, es la tolerancia cero frente a las barbaridades que circulan por la red, destinadas a destruir cruel e injustamente a personas respetables. Personas que experimentan la cruda sensación de indefensión y que reciben dosis extras de maltrato si cometen el error de caer en la provocación. El punto de equilibrio entre ignorar la bazofia diaria que circula por la red para no envalentonar a los desalmados que la depositan y denunciarlos con la contundencia necesaria, no es fácil de encontrar. El criterio, no obstante, tiene que ser en todos los casos, tolerancia cero.
Totalment d’acord. Sería interesante que entre todos pudiéramos añadir a nuestro discurso sobre los grandes beneficios de las redes sociales, un poco de pedagogía y refuerzo sobre el uso ético de las redes.
Y es que no todo vale. Sería bueno por ejemplo, que el anonimato en las redes ya fuese un elemento objetivo de descalificación, o que las afirmaciones rotundas sin argumentaciones o contraste de información fuesen puestas automáticamente en tela de juicio.
Por suerte, la última actualización de los motores de búsqueda de Google (no estoy defendiéndolo, simplemente citándolo) premia claramente el contenido de interés, un contenido argumentado, más extenso y más referenciado. Eso nos ha de poder ayudar a que la cultura vaya cambiando.
Es cierto, el equilibrio entre ignorar o denunciar es difícil, y a veces muy injusto. Podemos ir regulando o fomentando protocolos éticos de uso. Sería necesario que se aumentara en las aulas el componente ético en el uso de las redes además del técnico. Esto no sucede a menudo.
Me imagino que este mundo de las redes sociales, que por mucho que ya lo veamos como maduro (e incluso algunos hablan de decadencia!), no ha hecho más que empezar. Y en los inicios, las malas praxis se disparan. Mucha paciencia y mucho trabajo de hormiguita…
Gràcies pel teu comentari Anna. Estic totalment d’acord. Em sembla bona idea la de desestimar aportacions anònimes de manera que tothom es responsabilitzi del que diu i, si és el cas, faci front a les conseqüències. Malauradament, la decadència a la que et refereixes està massa extesa a les xarxes socials.
Penso que és important adoptar una actitud prudent davant qualsevol afirmació que suposi insult, difamció, desqualificació i no jutjar si no es pot contrastar.
Finalment, crec que fer l’esforç -difícil segons com- de mantenir una actitud positiva és fonamental. Les millores són el resultat de l’acció col.lecztiva, entesa com una suma d’actituds individuals amb vocació de ser exemplars. Intentar-ho al menys!!