Finalizada la “XXX Reunión del Círculo de Economía”, hay que felicitar al Círculo y a su Presidente, Antón Costas, por el programa y por el resultado de las jornadas. El Círculo continúa avanzando y mejorando en el camino de la pluralidad y de la posibilidad de debatir desde posiciones discrepantes.
La sociedad es rica y compleja. Han concluido las jornadas de Sitges y leo unas declaraciones favorables a la independencia de Cataluña de Emma Vilarasau que subscribo: “No es que cada vez me sienta más de aquí, es que cada vez me siento menos de allí“.
El futuro de la relación entre Cataluña y España preocupa y ocupa al Círculo de Economía, cuya posición favorable a la denominada tercera vía es conocida. Cuesta confiar en que el Estado español pueda ofrecer a Cataluña una propuesta satisfactoria.
En efecto, nuestra sociedad es plural y compleja. Mientras empresarios y políticos debatían en Sitges, en Barcelona las noches de Can Vies nos recordaban a todos que la indignación y la impaciencia crecen. Que el vasallaje es historia. Que hace demasiado tiempo que el mercado no reparte proporcionada y equitativamente sus beneficios. Las patologías de la democracia son muy graves y generan cada vez más frustración y cada día son más los que quieren hacer trizas la democracia porque no ven otra forma de dar paso a la justicia.
Mientras tanto, en Sitges, Rajoy realizaba una demostración de mediocridad absoluta, y casi de frivolidad, exhibiendo la no decisión como un excelente sistema de toma de decisiones de forma pasiva: dejar que las cosas se resuelvan solas o… “que se pudran”. No tiene en cuenta que este ejercicio de resistencia numantina en las posiciones de siempre, imponiéndolas silenciosamente, tiene fecha de caducidad. Le resulta indiferente los indignados, o que el 25 de mayo el 61% de los catalanes votáramos por partidos favorables a la consulta, o que en Francia, UK, Holanda, España… mucha gente se haya expresado contra el statu quo.
La propia realidad del Círculo es más diversa, plural y abierta de lo que algunos creen. Destaco el esfuerzo de Antón Costas por insistir a todos los que le han querido escuchar sobre algo que debería ser obvio: ningún problema se puede resolver si antes no se reconoce que el problema existe. López Burniol, con el juego limpio que le caracteriza, ha practicado con el ejemplo la virtud que predica: decir lo mismo en público que en privado. Fue claro al decir que la salida del problema catalán sólo admite cuatro soluciones: el Estado unitario, el federalismo (que él mismo etiqueta de variante del Estado unitario), el Estado confederal y la independencia. Reclamando que se celebre la consulta en la que él votaría no a la independencia. Destacable también que el Círculo cuente con la figura de Josep Ramoneda que ha asumido el reto de acercar la filosofía, el pensamiento inteligente y crítico a la economía y a la empresa.
Víctor Lapuente, profesor de Quality of Government en la Universidad de Göteborg, se refirió a la “bisexualidad política” para defender que hay que aprovechar lo mejor de la derecha: la “desregulación” y lo mejor de la izquierda: la “redistribución” equitativa. Ha demostrado, con datos comparados de decenas de países, que el modelo burocrático administrativo de “hiperegulación” se da en los países menos eficientes, con más corrupción y con más baja calidad democrática. La posición de España -país que, no lo olvidemos, ha querido hacer frente a la corrupción con montañas de normas y órganos funcionariales de control- no era buena en casi ninguno de los aspectos analizados.
Antonio Brufau, Presidente de Repsol, estuvo como es él, brillante, y dio una lección de geoestrategia energética global. Muchos quedamos un poco inquietos por el futuro del planeta si las políticas que preconiza para maximizar la explotación de petróleo y gas avanzan. Me sobrevino una imagen del planeta parecida a un queso gruyere lleno de agujeros.
Enrico Letta, ex Primer Ministro italiano, demostró que entre los políticos de toda la vida hay algunos capaces de saber leer la realidad social. Almunia hizo una exhibición de lo contrario -no en vano forma parte del símbolo de la peor “euroburocracia”, totalmente carente de credibilidad: la Comisión Europea- y Josep Piqué, ex ministro español, estuvo en la misma línea positiva y brillante que Letta. No obstante, quedaron claras las limitaciones y dificultades para que la UE actúe con unidad política.
Artur Mas dejó claro su compromiso con el proceso de autodeterminación de Cataluña. Consciente de que su rol es -según sus palabras- el de “comerse marrones“, demostró que ha asumido lo que parece ser un sentimiento mayoritario entre los catalanes y todo lo que comporta: a las presiones que recibe de algunos empresarios y de parte del mundo financiero, mediático y político, hay que añadir las que le llegan desde Unió y… desde Convergencia, donde algunos temen que la opción de Mas pueda costar cara a su partido.
Antón Costas quiso alertar a Rajoy sobre la importancia de evitar un “choque de trenes ” y lo alentó a “rechazar el inmovilismo“. El mismo inmovilismo que mostró Rajoy en todo momento, bien simbolizado con la afirmación de que cuando hay un choque de trenes es porque “alguno circula por la vía equivocada“, de lo que se desprende que para él la legalidad no se tiene que adaptar a la legitimidad sino todo lo contrario.
Mientras termino de escribir y pensar que la Constitución o, probablemente mejor su reforma, podría permitir que el tren de Rajoy dejara de ir por “la vía equivocada”, escucho la noticia de la abdicación del Rey 39 años después de suceder a Franco. Comprendo que todo es parte de la misma realidad: el agotamiento del modelo de la transición.
El valor de la transición es innegable. Pero es un valor que forma parte de la historia. Ha caducado. Y esto todavía cuesta admitirlo, en especial para los que fueron protagonistas, como ha quedado patente estos días en Sitges. Pretender ahora también que el acuerdo sea posible porque a finales de los años 70 del siglo pasado, en el postfranquismo inmediato, se pusieran de acuerdo personas tan diversas como un ex ministro franquista, algunos perseguidos por la dictadura y otros más, es no tener en cuenta muchas cosas. Ni la mayoría de los políticos profesionales actuales tienen la talla de Fraga, Carrillo, Roca, Solé Tura, Herrero y Rodríguez de Miñón… ni las situaciones sociales son en absoluto comparables a las de entonces. La historia se encargará de reconocer ambas cosas: el valor que tuvo la transición en su momento y la prescripción posterior.
Antón Costas lo ha dicho claro: hay un “problema catalán”, pero atención, también hay un “problema español”. La fórmula de la transición ha cumplido con creces su cometido. Pero ahora el cadáver empieza a oler mal. Los resultados de las europeas son los que son. Los diferentes “Can Vies”, lejos de extinguirse van a más. La vida continúa y más nos vale que los que tienen y tendrán responsabilidades sepan leer correctamente la nueva realidad social. Felipe VI de Borbón, también.
Josep Ma., com sempre ho brodes; des de casa jo també vaig tenir la sensació que el Sr. Rajoy es especialista en circular per vies equivocades, be siguin terceres vies o vies mortes. Es clar que quan algú s’instal.la en l’inmobilisme tampoc li cal cap via.
Sobre l’espectacle de Can Vies, alguna reflexió: es evident que la societat ha dit prou; que ja no suporta mes la manca de solucions que aporta la política i que tots estem una mica farts de que les úniques solucions passin pel camí de pagar mes impostos i veure com es redueixen els beneficis d l’Estat del benestar. Això ho sap fer tothom!
Tanmateix el tema de Can Vies també m’ha servit per veure com una part d’aquesta societat que està farta de la manca de respostes també està, malauradament malalta. El suport que aquests okupes han rebut d’algun sector de la societat, d’algun grup polític, i d’alguns mitjans em sembla molt preocupant…
Tan cert és Ricard que cal valorar adequadament el malestar social profund que s’expressa al voltant de Can Vies, com que rés justifica la violència. I aquí al mig algun partit politic dels que juguen el “partit oficial” ha quedat retratat amb el pas canviat. I altres actors socials també s’han passat de frenada al donar suport o quasi a les actuacions vandàliques.
Una vegada més molt encertats els seus escrits .Gracies es un plaer.Espero ja el proxim