Transcribo una parte de la editorial de Carles Capdevila en el periódico “ARA” del sábado 6 de abril de 2013. Decía: “Hay un baremo básico para valorar las críticas si las hace gente que te aprecia o gente que te detesta. Si personas que te valoran te hacen llegar alguna incomodidad sobre lo que haces es bueno tenerlo en cuenta, es significativo y pueden tener razón. Pero a los que no te soportan, y siempre los hay cuando tienes proyección pública, no los podrás satisfacer por mucho que rectifiques. Cuando entiendes que los que te quieren mal mienten si conviene para desacreditarte, es absurdo dejar de hacer lo que quieres para que no lo utilicen en tu contra: igualmente se inventarán algo. Seguro que nos acabaremos arrepintiendo un día de todo lo que nos habría hecho felices y hemos dejado de hacer por el qué dirán. Porque acabas castrando deseos en un intento absurdo de contentar a los que nunca querrán ningún bien para ti”.
Añado un comentario: a pesar de que la crispación actual lleve a actitudes fascistas como respuesta a la discrepancia y a pesar de haber llegado al extremo de que algunos jueces dicten sentencias basadas en el “qué dirán” y no en la ley, por difícil que sea, hay que continuar haciendo lo que uno piensa y cree que debe pensar y hacer…