La apariencia es según cómo, frágil, según cómo, dura, fuerte. El discurso siempre es positivo y optimista. Raramente se permite exteriorizar los momentos de debilidad. Escucha a todos, atiende los problemas de todos, pero no está acostumbrado a pedir ayuda. Sí a dejarse ayudar. Si contactas con él, es receptivo, abierto y comparte problemas, inquietudes y alegrías, conduciendo cualquier conversación sobre cualquier tema hacia una conclusión o una valoración positiva.
-Está bien que seas optimista y positivo, pero quizás deberías vigilar un poco más. ¿Quieres decir que no eres demasiado confiado? Bueno, no se trata de que te vuelvas paranoico pero…
-Sí, mi mujer se aprovechó mucho de esto. He llegado a la conclusión de que una cantidad importante de dinero que era de los dos y que me dijo que los perdió en la bolsa, aún lo tiene…
-Pero claro, si no documentaste nada… En el trabajo te pasó igual. No querían que siguieras allí -por cierto, aún ahora no sabes por qué ni has conseguido que te lo expliquen- y no he podido aún entender cómo era tu vinculación laboral, pero has acabado fuera y no tiene pinta de que te tengan de reconocer nada…
-No sabes la última…
-¿Qué?
-Ahora no está claro que me alquilen el piso que te dije. Lo quería usar como vivienda y como consulta. Y ahora ya le he dicho a los propietarios de donde vivo y a los de la consulta actual que lo dejo. Incluso he contactado con los de la mudanza, y ahora no está claro que me alquilen el piso que me tenía que servir para ambas cosas: ¡vivir y trabajar!
-¡Ostras! ¿Pero no firmaste algún precontrato, algo, antes de desvincularte de los alquileres actuales?
-La propietaria se comprometió conmigo y me pareció seria. No entiendo qué pasa…
-¡Pues que habrán encontrado a alguien que paga más! Más vale que hables rápido y claro con ellos, y si es un tema de dinero y lo puedes pagar, firmes rápido. ¡Tú tan confiado, toreando con el sector inmobiliario de Barcelona!
Cuando pienso en lo que digo, lo lamento en cierto modo. Supongo que todavía quiero cambiar el mundo, aunque me sienta cada vez con menos fuerzas y menos ideas prácticas de cómo hacerlo. Ideales los que sean necesarios. Operativizarlos en esta selva, ya es harina de otro costal…
No creo que el mundo me haya cambiado en lo esencial. Pero estoy en el mundo y todavía no he perdido todas las facultades, de manera que entiendo cómo funciona aunque no me guste. Me sabe mal escucharme a mí mismo decirle a alguien que es demasiado confiado. Que cómo puede dejar hogar y consulta confiando solo en la palabra de alguien que le ha dicho que le alquilará un espacio en el que todo le cabrá: trabajo y lugar para vivir. Seguramente es evidente para casi todo el mundo que decisiones de envergadura que pasan por confiar en compromisos adquiridos por desconocidos, no se pueden tomar sin firmar papeles…
Mi amigo me dice que a pesar de que no le gusta, ya va aprendiendo cómo funciona este mundo nuestro. Seguro que aprende. Siempre se aprende. Pero no creo que, por suerte -alguien diría que a la vez por desgracia para él- cambie… Yo creo que su actitud es un bien colectivo, nos ayuda a todos.
-Cuando era joven siempre pensé que cuando fuera mayor tendría las cosas claras. Me acerco a los 70 y no tengo demasiadas cosas claras. ¡¡¡Siempre buscando el sentido de la existencia!!!
-Si te digo aquello tan cierto de que “lo único que sé es que no sé nada”, tampoco te ayudaré mucho, creo.
-Seguramente es cierto que te encaminas hacia el aislamiento, y eso no es bueno. O quizás sí, ya que hay que reconocer en tu periplo un acto de valentía. Todo el mundo intenta estar ocupado para no tener que confrontarse a sí mismo. Bueno, no todos. Pero mucha gente no se atreve a mirarse en el espejo para evitar verse dramáticamente desnudo y desvalido… Es más fácil seguir la corriente. Y a poder ser “triunfar” y “ser importante”. ¡¡¡Qué mierda!!!!
-¿Sabes? Yo creo que hay mucha gente en situación parecida a la mía… Hay maneras de no seguir la corriente, situándote fuera del “mundanal ruido”, y mantener una existencia llena de sentido.
-¿Tienes muchos amigos capaces de hacer eso que dices? ¡¡¡Pues preséntamelos!!! No soporto más tanta agresividad, tanta indiferencia, tanta mala leche, tanta alegría derivada de las desgracias ajenas… ¡¡¡Y no soporto la estética de la transparencia!!! Seguro que hay una ética de la transparencia. Pero los que la practican no se significan. No puedo entender que nadie se alegre de que quien sea entre en la cárcel.
-Te entiendo, creo. Una cosa es que se haga justicia y la otra es tener que alegrarse del sufrimiento de quien sea.
-Sí. Evidentemente puedo entender que si han violado a tu hijo pequeño puedas tener una reacción tan humana como primaria de alegrarte de que quien la ha hecho la pague. Pero cuando lo que prima es la estética, el actuar para quedar bien y no por sentido noble de justicia, lo único que se hace es contribuir al sentimiento de odio y de venganza. No se regenera nada. Se participa de operaciones de maquillaje que pueden coincidir o no con el ejercicio de la justicia. Pero esto se vuelve instrumental. Lo de menos es que se haga justicia o no. Lo que importa es poder dar carnaza para distraer al personal y perseverar en el objetivo de que en realidad, nada cambie. Mira el show del barco Aquarius. Está claro el oportunismo político del Gobierno. Da asco el despliegue mediático alrededor de la desgracia humana. ¿A quién le importa de verdad nada de las vidas de los pasajeros del barco? Sin duda a gente anónima que no se significa. ¿Pero alguien me los puede presentar, por favor?
-Hay mucha gente que está harta del circo que domina nuestra vida colectiva. La cosa es si son, somos, capaces de hacer algo útil de verdad. Cada vez me cuesta más diferenciar los informativos y las tertulias de la “telebasura”. Este caso que mencionas es el paradigma. Hoy he escuchado a un “tertuliano” diciendo que el oportunismo político no es incompatible con la acción humanitaria. Y debe tener razón. Pero… ¡Ya me entiendes! Si al menos Nietzsche hubiera tenido razón… Parece como si fuera verdad que Dios ha muerto, con el agravante, sin embargo, de que el “superhombre” que le tenía que sustituir, no existe. ¿Qué nos queda?… Aislarnos, ¿no? Defendernos, protegernos. O participar del gran lío aprendiendo a navegar en aguas turbulentas y fétidas, salvando el pellejo a costa de todo y de todos, y procurando parecer que -aunque sea de forma ocasional- podemos hacer creer que el superhombre existe. Pero no… No existe.
-No existe, no… Y podemos aislarnos como respuesta. Pero no desvincularnos.
-Sí. Pese a todo, uno todavía tiene derecho a intentar escabullirse de las múltiples y constantes acometidas, como diría el gran Puyal, pero a la vez es necesario, sacando fuerzas de donde sea, seguir luchando por un micromundo -el que se tiene al alcance- mejor. En el fondo estamos hablando del sentido de la vida. Lo que mantiene viva a una persona es el hecho de sentirse útil en la sociedad. La acción, la implicación colectiva es una salida tan válida como la vida en solitario. Esta última no pierde el sentido si se tiene sentido de utilidad más allá de uno mismo. El artista, el creador, la persona sensible que no puede soportar los efectos de la coalición de poderes económicos, mediáticos, políticos… Que se siente herida cuando ve a un corresponsal en el puerto de Valencia narrando la llegada del Aquarius como si se tratara de un partido de fútbol. Quien es creativo desde la soledad, incluso desde el aislamiento protector -no solo el superhombre no existe, sino que uno puede agotar la energía de la lucha cuerpo a cuerpo con el día a día inhumano de pueblos y ciudades- sigue vinculado porque aporta. Incluso el monje de Poblet o el budista tibetano pueden dar pleno sentido a sus vidas desde la contemplación, en la medida en que algunos creemos en la utilidad colectiva de su misión. Se puede actuar desde la conciencia de uno mismo o desde la hiperactividad para huir de uno mismo y tanto en un caso como en el otro, el sentido de la vida puede ser más o menos patente según la capacidad o no de contribuir a la mejora de la vida colectiva…
“Sigue siendo como eres. No cambies. Tampoco creo que pudieras. Tu mujer te ha jodido el dinero. Te han despedido cuando, tras exprimirte todo el jugo, les has estorbado. Sin embargo has seguido y seguirás confiando en la palabra de las personas, porque confías en el ser humano. Y como aunque te engañen -como ha hecho quien finalmente empeorándote las condiciones te ha acabado alquilando vivienda y oficina-, continuarás confiando en la gente, tampoco tendría sentido decirte que cambiaras.
Pero es que además no tienes que cambiar. Gürtel no es exactamente lo mismo que sustraer dos botes de cosméticos de un supermercado. Aunque en la semilla haya el mismo mal. ¡Aún es más diferente de, por necesidad y estética más que por convicción y ética, acabar poniendo en el mismo saco a alguien que lo único que ha hecho es mantener una discrepancia con Hacienda hasta el punto de denunciarlos y al perder la demanda ser sancionado! ¡Esto, los presos políticos, los exiliados, la no reaparición de la memoria histórica de las víctimas del fascismo, todo lo que hemos tenido que escuchar sobre La Manada o los jóvenes de Alsasua, el ‘a por ellos’ y ‘Viva España’, con permiso de Florentino, por supuesto! Todo lo que queráis. Mientras esto y tantas y tantas barbaridades configuren el día a día, afortunadamente hay gente como tú que sigue trabajando desde el anonimato y haciendo el bien.
Mientras periódicos, radios, TV y redes sociales consiguen crear la sensación de que vivimos en medio de la mierda, tú sigues escuchando, cuidando y desviviéndote por tus enfermos. Los ves de forma integral. Como personas. Con cuerpo, mente y espíritu. Por suerte, tú y tantos otros como tú lo hacéis y lo seguiréis haciendo. Ya sea desde el campo de batalla en que se ha convertido la vida cotidiana, o más apartados del ruido. Por suerte, los que tenéis claro que el sentido de vuestra existencia pasa por la contribución real, efectiva y a menudo anónima a ayudar a los demás, a sumar, a aportar felicidad, seguís existiendo aunque ‘la actualidad’ que todo lo ensucia, haga que parezcáis más apartados de lo que en realidad estáis…”.
Fa bé llegir-te. Gràcies
Moltes gràcies!