Ayer fui a cenar con un amigo, poeta, al que conocí en los años de la transición democrática, ilusionados por poder hacer política desde la legalidad y no desde la clandestinidad, por legítima que fuera la ilegalidad e ilegítima que fuera la legalidad. Este inicio de post me hace pensar en que algo parecido está pasando ahora con la Constitución española, herramienta legal que se utiliza, no sólo de forma ilegítima, sino al servicio de una determinada concepción de España.
El actual Gobierno ha transformado el TC en un teatro de marionetas y la Constitución en un instrumento de censura y represión, que permite evitar hacer política en torno a cuestiones que son de naturaleza política y no jurídico-legal.
Querido Marcel, has conseguido hacerme hablar de política, lo que detesto cada día más. Me interesa más, mucho más, tu poesía…
El hombre y la humanidad son, somos, de una enorme complejidad. El análisis se puede hacer desde múltiples perspectivas. El sujeto de análisis es poliédrico y se puede considerar desde el ángulo que me proponías, el político, como también desde el social, el económico, el ecológico… Cualquiera de estos análisis, llevan a una conclusión que he mencionado repetidamente en los últimos posts: el mundo se encamina hacia la destrucción por la acción del hombre. Llamadme pesimista. Os contestaré que puedo entender reacciones del tipo pensamiento positivo o, ignorancia deliberada de determinadas realidades. Pero eso no cambia que la acción del hombre sobre el hombre, y del hombre sobre el planeta, colectivamente considerada, es de destrucción.
Por eso he intentado, a mi manera, practicar el análisis a partir de las humanidades, la espiritualidad, la religión, y centrarme en las interacciones personales con las personas que tengo al alcance y configuran mi realidad diaria.
Retomo un comentario del amigo Guillermo, el post del 14 de abril, titulado: “Por qué una mala persona no puede ser un buen profesional o la ficción de separar lo personal de lo profesional“. El comentario, que sintetiza perfectamente la idea a la que me refiero, decía:
“(…) Por otra parte, en mi caso, considero la aceptación de la tristeza y de un cierto pesimismo, como base fundamental para construir de manera relativamente optimista mi perspectiva sobre la realidad. Un realismo optimista que huye del autoengaño, de las utopías, de la excesivamente predicada focalización en los aspectos positivos…
El optimismo realista se fundamenta en la convicción constatada de no estar solo en el mundo intentando hacer el bien. En saber que colectivamente somos un desastre, pero existen muchas individualidades constructivas que suman. Pero, finalmente, ¿qué importancia tiene nuestro optimismo o pesimismo si la realidad actual y futura no depende de nuestra perspectiva? Solo tenemos al alcance nuestra existencia personal, es lo único con lo que podemos contar. Lo importante, pues, es hacer lo que creemos que tenemos que hacer, porque es nuestro camino hacia la felicidad, independientemente de su eficacia visible o del sentimiento más o menos positivo o negativo que experimentamos. Sin embargo, estoy convencido de la eficacia del bien que hace cada persona, más allá de ver el fruto de la semilla plantada, más allá de la minúscula importancia que pueda tener una sola individualidad en la complejidad y alcance del devenir humano”.
Creo que hoy por hoy, no he de hablar ni de política, ni de sanidad -probablemente ya lo haré en algún momento-, porque mi sentimiento de felicidad, no pasa por escuchar noticias, ni por leer periódicos, excepto algunos suplementos y artículos de fondo. La sola idea de tener que soportar a Rajoy, Sánchez, Rivera… O ver a Iglesias abrazándose con Garzón en la Puerta del Sol, cuando hace unos meses le insultaba… Que si los papeles de Panamá, los abusos sexuales, los Mossos condenados y los delincuentes por la calle, la sustitución de los Tampax por no sé qué tipo de ridículo cacharro… que si Junts pel Sí es un ring de boxeo donde CDC y ERC se ‘hacen la cama’ mutuamente, mientras los independientes que se prestaron a cerrar filas contemplan el combate y, probablemente, se sienten estafados. Tampoco tengo ganas de hablar de la refundación de CDC, ni de las peleas en la ANC…
Siento que la gente, todos, tengamos que aguantar todo esto y, seamos sinceros, lo que debería ser motivo de gozo, ir a votar, en la próxima ocasión, el 26 de junio, genera, sólo pensar en ello, mal humor. Todo esto no tiene nada que ver con la felicidad y sí con la destrucción de la humanidad. Todo esto no me interesa.
Y como en su momento estuve en política, entiendo que mucha gente me pregunte mi opinión y se sorprendan cuando les digo que no quiero hablar de este tema.
Ayer el amigo poeta, me habló de política. Es natural, nos conocimos en el mundo de la política. Afortunadamente terminamos hablando de poesía y me regaló y dedicó dos de sus libros que vivifican la parte más humana del lector y, a la vez, demuestran la complejidad y la riqueza del hombre y le hacen ser optimista: que alguien que ha visto la parte más oscura de la humanidad contra la humanidad en el campo de batalla político, tenga esta sensibilidad y pueda expresarse a través de la poesía… ¡Qué alegría!
Tiene razón Guillermo: colectivamente somos un desastre, pero hay individualidades que suman y que la eficacia de muchas pequeñas semillas plantadas, lejos del ruido de la política, de la economía o incluso del ecologismo o del odio perpetrado en nombre de la defensa de los más débiles; la eficacia de estas pequeñas semillas, trasciende en el hombre. Hacer el bien anónimo a quien ves cada día, o de vez en cuando, o simplemente te cruzas casualmente por el camino, tiene una trascendencia que va más allá del hombre. Suma.
Defender colectivamente a los que más sufren, a base de promover el odio -y digo promover el odio, no denunciar constructivamente- contra los causantes del sufrimiento, te hace cómplice de los malvados. Ayudar de verdad, desde la parte más noble del alma humana, a los refugiados sirios o a los injustamente desahuciados, o a las víctimas reales de la pobreza, aporta valor añadido colectivo, incluso cuando se hace desde el anonimato más absoluto.
Quiero evitar tratar estos temas desde la perspectiva política y me apetece quedarme en la humana.
Describir el día a día, combinando o no con contenidos filosóficos o religiosos, siento que es una forma de hacer balsámica en un mundo en desintegración.
Termino este post con un poema de Marcel Riera, que pone en valor el presente en un contexto en el que el pasado puede volverse estremecedor. Dice así:
“Un gran bol ple de cireres vermelles
batega en silenci al taulell de marbre.
Mosques carregoses zumzegen en l’aire
pesant del matí. Aquesta llardosa
xafogor d’estiu fon els instants com
el refresc desfeia els glaçons aquella
tarda, al jardí tranquil, sota les flors
de color morat d’una buguenvíl·lea.
De cop la memòria no és un túnel fosc
sinó el fons d’un got que, com un mirall
límpid, reflecteix el pessigolleig
de les bombolletes als llavis, el gust
salat de patates fregides, cançons
passades de moda que no t’has de creure
perquè el passat que sobtadament torna
no té per què ser millor que el present.
Esbotzo el record i prenc, entre el polze
i l’índex, l’esfera vermella i polposa
de cor de colom d’aquesta cirera”
“Lluny”, 2006
Yo no sé si el pasado político que repentinamente volvió ayer a nuestra conversación, es mejor que el presente. Diría que sí. Pero es igual. Ya vale…
Volviendo a la dimensión más humana de la persona, dejando de lado la política que, siendo humana, no lo es, me quedo con la exaltación del presente de tu poema.
Lo que queda “Lluny” (lejos), lejos está…
on dia Josep Mª.
M’agrada el post, encara que per no voler parlar de política, has estat força generòs en opinió i “decensís”. Estic completament d’acord que davant l’empatx de notícies de política, succesos, interessos…. el que ve de gust és com tu dius….”descriure el dia a dia combinant-ho amb continguts filòsofics sento que és una forma balsàmica en un món en desintegració..”
Home i dir-te que hi han molts colectius que afortunadament aporten moltíssim a aquesta societat i al món en general… sort d’ells !!!
Bon cap de setmana
Gràcies pel comentari Present. Hi ha alguns col·lectius -i diria que més encara, persones anònimes- que aporten molt a la societat. Rarament són notícia. Ni segurament cal. Avui en dia segueixo creient més en la persona que es coneix bé i està raonablement en pau amb si mateixa, alhora que tracta de fer les coses bé en el seu àmbit, que en els col·lectius. Admetent que hi ha col·lectius que aporten molt al món. Però al final són persones amb valors sòlids compartits.
Em reafirmo en que trobo encertada l’afirmació del comentari d’en Guillermo Ruiz, quan diu que “col·lectivament som un desastre”.
Tal com esperava, avui he rebut comentaris, en privat, referits al “pessimisme” manifestat en aquest post. Crec que sóc simplement realista i descriptiu i que, això sí, en aquesta ocasió he deixat de banda el “pensament positiu” o el “passar sense mirar” la realitat.
A partir d’aquests comentaris he decidit obrir un diari cercant arguments (calen?) en favor de la meva afirmació que el planeta és víctima de l’acció destructiva de l’home. Només m’ha calgut obrir la primera pàgina d’un d’ells, per llegir que, ahir, al CCCB, el meteoròleg Francesc Mauri, va afirmar que: ” l’augment actual de temperatures és tan ràpid que correm el risc de fer tard”. En d’altres paraules, ens hi va la pell. En el mateix debat, Sergi Ferrer-Salat va recordar que “a Síria una sequera continuada entre el 2006 i el 2011 va reduir les collites un 70% i que hi ha estudis que vinculen l’esclat de les revoltes amb la inseguretat alimentària”.
Ens estem carregant el planeta i titllar de pessimista a qui això afirma, pot ajudar a seguir ignorant el drama.
Trobarem compromisos concretíssims i creïbles al voltant dels problemes que posen en risc el futur de la humanitat, en els programes dels partits que concorreran a les eleccions el 26J? S’accepten apostes.
Josep Maria,
Ha estat una sorpresa veure’m citat en el teu escrit. Valoro aquest honor.
Compartim visions semblants, pensaments, sentiments … desencís i esperança (“realista”, per suposat). Creiem en aquell tresor amagat que, com deia Sant Pau, portem en “recipients d’argila” … Millor que jo no obri un bloc: et plagiaria sense vergonya!
Gràcies Guillermo. Estaria bé que inauguressis un bloc. Deixant la idea de plagi a banda, repetir i difondre elements que pretenen aportar valor afegit, és plantar aquelles llavors que tu deies que al créixer tenen impacte sistèmic, molt més enllà de la petita parcel.la on l’has plantat. Jo t’he copiat: gràcies!
Escric aquest comentari quan m’anava a disposar a escriure -no sé si ho faré, ja que ara no tinc temps i a vegades o ho fas al moment o…- sobre una revista que llegeixo habitualment, que s’inscriu en el context de la “Gauche Divine”, en el que algú molt elitista -com correspon a un “savi” de la “Gauche Divine”-, subtilment critica els blocs com mecanisme que permet a qualsevol “pelacanyes” (la paraula li poso jo, però és el que ve a dir) escrigui i el que escriu arribi (potencialment) a tot el món. Ho contraposa a la bona literatura que ha de passar pels criteris de crítics i editors, mentre que internet et permet tirar pel dret… Així que per fer content a aquest “bourgeois gauchiste “, t’encoratjo a inaugurar un bloc!!!
Gràcies Josep Maria pels teus encoratjaments. No descarto escriure utilitzant un bloc o un altre mitjà … Però haurà d’esperar encara una mica …