El pasado día 4 de abril, cientos de personas nos reunimos en las Drassanes de Barcelona para rendir homenaje al querido y admirado amigo Xavier Trias, con motivo de su inminente retirada de la política y del servicio público. El Dr. Jaume Padrós habló sobre su etapa de médico con vocación de participación en asuntos colectivos, a mí me correspondió hablar sobre su etapa de conseller de Sanidad y de conseller de la Presidencia, al ex conseller Jordi Jané sobre la de diputado en el Congreso de los Diputados, y a Jordi Martí y un buen número de amigos, familiares, colaboradores y ex colaboradores de Xavier Trias y personalidades diversas, de la etapa de concejal en el Ayuntamiento de Barcelona y de alcalde de la ciudad.
No era fácil -diría que para ninguno de los que intervinimos- resumir en cinco minutos o en algunos casos, simplemente con una frase, la talla de este gran político y mejor persona. Soy de los que pienso que el riesgo de que la política dañe a las personas es muy alto. Xavier Trias forma parte -en mi opinión- del reducidísimo grupo de políticos a los que el ejercicio de altas responsabilidades, nunca, nunca, nunca, le ha cambiado como persona de valores sólidos.
Lo más importante de la noche fue el discurso sentido y emotivo con el que Xavier Trias cerró el acto, sin olvidar dos hechos de signo diferente, muy presentes en la mente de todos los allí reunidos: la ausencia obligada de quien fue su gran colaborador en el Ayuntamiento de Barcelona, Joaquim Forn, y la muerte, dos días antes, del querido amigo y compañero en el Departamento de Sanidad, el Dr. Albert Oriol y Bosch.
Reproduzco en este post mi intervención, aún a riesgo de que, fuera del contexto del acto, pierda un poco de sentido. Pero pensando en Xavier Trias, en su obra y en su persona, prefiero que la intervención quede publicada por si alguna vez puede ser de interés para alguien que se interese por él. Reproduzco lo que dije.
“Buenas noches y gracias de todo corazón a la organización por confiarme el reto de hacer un retrato rápido de Xavier Trias, en este caso en su etapa de conseller. Conseller de Sanidad y conseller de la Presidencia.
De todos modos, la coyuntura se impone y el recuerdo de la muerte antes de ayer por la tarde del querido amigo y compañero, el Dr. Albert Oriol y Bosch, es obligado. Un hombre bueno, un gran profesional, un hombre sabio. Compañero de Xavier Trias en el equipo del conseller Laporte y luego colaborador del propio conseller Trias, a quien quería y apreciaba profundamente, hoy hubiera estado aquí con todos nosotros. Y los que lo conocíais sabéis que si ahora, ya fallecido, pudiera hablar, me diría: ‘Déjate de tonterías, que lo de menos es si me he muerto o no y haz lo que tienes que hacer’. ¡Y eso hago!
Cuando pienso en Xavier Trias lo primero que me viene a la cabeza es la imagen de una gran persona. Inteligente, llena de fuerza, de determinación, de voluntad y sobre todo, una persona amable, simpática, empática, cariñosa, que quiere y que se hace querer.
En segundo lugar para mí, la persona, el político Xavier Trias lo asocio al modelo sanitario catalán, que ojalá hubiéramos sido capaces, entre todos, de impulsar y consolidar como el conseller de Sanidad Trias lo entendía.
Xavier Trias fue el líder indiscutible del sector sanitario. Un sector rico, dinámico y complejo, con múltiples actores e intereses, que él supo modelizar sobre la base de un consenso amplísimo con partidos políticos, sindicatos, ayuntamientos, patronales y protagonistas varios. Había liderazgo, había discurso y contenido y una masa crítica suficientemente amplia, fruto de esta virtud de Xavier de forjar consensos a veces casi imposibles. ¡Pero él convencía, a los de fuera y a los de su propio partido, que hay que admitir que muchas veces eran los más duros de pelar! ¡Algunos veían al conseller Laporte tan comunista como al conseller Espasa y al conseller Trias y unos cuantos de los que conformábamos su equipo, como mínimo dudosos!
Fue un conseller de éxito, queridísimo por todo el sector, lo que tiene, si cabe, todavía más mérito habida cuenta de que nada fue fácil. La política del ‘más vale pájaro en mano’ de aquella época llevó a Cataluña a ser la primera CCAA en asumir las competencias del INSALUD. Era el año 1981, el conseller era el querido Josep Laporte pero Xavier Trias fue un hombre clave en el proceso. Finalmente, sin embargo, la política de ‘cógelo y lo del dinero ya lo arreglaremos’, comportó que el conseller Trias, ya desde la etapa previa de director general, tremendamente respetuoso con el conseller Laporte, pero a la vez hombre fuerte del Departamento y del sistema, sufriera la subfinanciación crónica que ha afectado y afecta al sistema de salud. Solo la firme voluntad de autogobierno y la confianza de que las cosas ya se arreglarían -cosa que no ha acabado sucediendo-, explican que no se renunciara a una competencia tan importante como la sanidad.
La creación del ICS, las normas de acreditación, el despliegue del Mapa Sanitario de Cataluña de la época del conseller Espasa, la creación de la Red Hospitalaria de Utilización Pública, la negociación de la Ley General de Sanidad con el gobierno español, la Reforma de la Atención Primaria de salud, la creación del programa Vida a los Años y tantos otros programas sectoriales como el de drogas o el exitoso programa de trasplantes, la Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña aprobada por unanimidad en el Parlament, la creación del Servicio Catalán de la Salud, el Plan de Salud de Cataluña, nuevos sistemas de financiación para la compra de servicios de salud, muy innovadores entonces, pero que aún perduran y que ya va siendo hora de modernizar, la creación de la Agencia de Evaluación de Tecnología Médica, la Ley de Ordenación Farmacéutica, el desarrollo de la red de Salud mental con los traspasos de las Diputaciones y tantas, tantas y tantas otras iniciativas.
Sin olvidar a los ayuntamientos y a los alcaldes de ciudades con fundaciones hospitalarias que, con toda la razón del mundo, vinieron a traer las llaves de los hospitales a un Departamento de Salud que tenía la competencia y toda la vocación política, pero no todos los recursos necesarios. Basta con decir que en algún caso el presupuesto del hospital era la partida más elevada del presupuesto municipal y, en todos, de las más importantes. Alcaldes, la mayoría de ellos socialistas, que se asociaron alrededor del Consorcio Hospitalario de Cataluña con quien Xavier Trias mantuvo en todo momento una relación excelente, como la mantuvo con la Unión Catalana -y entonces todavía Balear- de Hospitales, consiguiendo pactos y haciendo equilibrios difíciles y delicados con todos ellos. Mención especial para la capacidad del conseller Trias de llegar a acuerdos muy importantes con el Ayuntamiento de Barcelona con el que, entonces, las relaciones con la Generalitat no siempre eran fáciles. ¡Quién nos iba a decir que los artífices de este importante acuerdo y equilibrio institucional serían los futuros alcaldes de Barcelona Joan Clos y Xavier Trias!
El Ayuntamiento de Barcelona me permite esbozar la época Trias en el Departamento de la Presidencia de la Generalitat. No diré que si no llega a ser por el talante abierto, la capacidad de mirada al futuro y sobre todo el poner el interés colectivo por encima de los intereses de partido y las rivalidades institucionales, no habría Carta Municipal de Barcelona pero, probablemente, habría tardado bastante más en llegar.
El Departamento de la Presidencia era peculiar y diferente respecto a los Departamentos sectoriales. Era muy político y, si tuviera que destacar una característica indispensable para ser un buen conseller de la Presidencia esta sería la capacidad de ejercer el rol de ‘primus interpares’. Es decir, la capacidad de tener un plus de autoridad, de legitimidad y de reconocimiento, entre iguales, más que mandar o dirigir. El conseller de la Presidencia, formalmente, era un conseller más del Govern. Pero Xavier Trias fue mucho más que eso. Su habilidad para reconducir situaciones complejas vinculadas a cualquier Departamento del Govern, favorecer acuerdos difíciles entre Departamentos, con la Mesa del Parlament y los grupos parlamentarios, con instituciones y con todo tipo de grupos de interés, era extraordinaria. Su talante dialogante, su obsesión por el acuerdo y el pacto, y… por qué no decirlo, la facilidad que tuvo, por cómo era y cómo es, de entrar con buen pie en el siempre difícil y complejo universo del presidente Pujol, le hicieron una pieza valiosísima de aquel Govern.
Termino con lo que sinceramente creo que es lo más importante. El profesor Ciril Rozman decía: ‘Solo un hombre bueno puede ser un buen médico’. Yo creo que la sentencia es extensible a cualquier profesión o actividad humana y Xavier Trias ha sido un buen político, porque es un hombre bueno que ha ejercido un liderazgo basado en valores sólidos.
Los que en las diferentes etapas de su carrera hemos tenido el privilegio de formar parte de sus equipos, hemos sido muy afortunados. Podías trabajar en el Departamento de Sanidad o en el de la Presidencia y me imagino que lo mismo se debe poder decir del Ayuntamiento de Barcelona o del Congreso de los Diputados. Podías trabajar en cualquiera de estos ámbitos, pero lo más importante, lo mejor, lo que más llenaba de satisfacción era formar parte del equipo de Xavier Trias. Líder indiscutible, nunca cuestionado y profundamente querido por todos nosotros. Para nada temido ni, no hace falta decirlo, autoritario. Querido, apreciado, valorado, admirado y respetado por sus excepcionales competencias y habilidades, sí, pero sobre todo por sus cualidades humanas.
Querido Xavier, este año hará 20 años que dejé la Generalitat, el Departamento de la Presidencia, la administración pública. Hará 20 años que dejé de trabajar contigo y de disfrutar del día a día de aquel gran proyecto de país, pero nunca lo olvidaré y nunca dejaré de estarte profundamente agradecido. Más allá de la referencia personal, creo que puedo hablar en nombre de la mayoría de mis compañeros, de tus colaboradores. Estoy seguro, pongo la mano en el fuego, de que este es el sentimiento que compartimos todos los que hemos tenido la suerte de formar parte de cualquiera de los equipos Trias y disfrutar de ti como ‘jefe’, como referente y como amigo. Mucha, mucha suerte en nombre de todos, larga vida dedicada a hacer lo que te apetezca, que sea lo que sea seguro que aportará valor añadido social, y que sigas disfrutando y siendo feliz en la nueva etapa, rodeado de la gente que quieres. Lo serás porque siempre has estado profundamente convencido de que tienes que ser agradecido y ser feliz, a pesar de las adversidades.
¡Muchas gracias Xavier, muchas gracias a todos!”.
El Trias és una persona excel·lent i ha estat un “jefe” excel·lent. Mai pendent de jerarquies ni, quasi, d’organigrama.
Et senties valorat i estimat i el millor, es que després de tot el seu recorregut, et segueix valorant , reconeixent i fent-te sentir la seva estima.
El Xavier T. diu de l’Albert Oriol que era l’home més intel·ligent que havia conegut i l’Albert O. deia del X. Trias que tenia totes les qualitats per ser conseller en lloc d’ell i li tenia una sincera admiració i estima. Ho volia recordar
Gràcies Helena. Dos bons amics teus i meus. Persones estimadissimes¡