Domingo 11 de agosto. Hace mucho calor. Mucho. Sobre las 11 de la mañana, cerramos las ventanas y, aprovechando la energía solar, hemos refrescado la casa con el aire acondicionado. Hemos tomado el sol, nos hemos bañado en la piscina y hemos disfrutado del día.
Anoche, fuimos a cenar con Joan Carles Monllau y su esposa, Marisa Quintana. Un encuentro muy agradable. Ahora que ya hace muchos años que andamos por el mundo, parece que el deseo de conectar, de recuperar lo que sientes que es auténtico, los recuerdos de juventud ―puede que sobrevalorados, pero tanto da― te permiten situarte en la realidad. Carreras profesionales brillantes, cerebros privilegiados, acostumbrados a luchar hasta destacar en todos los ámbitos de la vida, local e internacionalmente. Altas capacidades. Personalidades fuertes y bien definidas. Sin embargo, dejar de lado estas características, esas virtudes, estos méritos conseguidos con trabajo y esfuerzo, para permitir que se manifieste la persona que todos llevamos ―o escondemos detrás de la coraza― en nuestro interior, a mí me reconcilia con la humanidad.
Joan Carles es uno de los mejores cirujanos ortopédicos de España y de Europa. Personalmente, me reconforta ver que, cuando está más cerca del final de su brillante que del prinpio ce la misma, con tinuaestando bien arraigado a la sencillez de su tierra.
No es fácil destacar profesionalmente, empresarialmente, intelectualmente en las Terres de l’Ebre. ¡Eh! No es imposible y deberíamos trabajar para que los humanos de este territorio pudieran ser felices con sus decisiones, las que sean, sin tener que irse de casa. Él, como otros tantos, se marchó de joven. Pero cuando le escucho hablar del Burgar, de la historia de Tortosa, de por qué Deltebre es como es ―un desbarajuste urbanístico, por razones obvias― de las playas que hay entre L’Ampolla y l’Ametlla de Mar, del trozo de la playa del Arenal donde puedes ir con perros, de cómo era L’Ampolla antes de haber recuperado terreno al mar… ¡Las raíces son las raíces! Y, es verdad, “¡quien pierde los orígenes pierde la identidad!”. Reencontrarme con este hombre que hay detrás del crack que ha salvado rodillas de futbolistas y deportistas de élite, me reconforta y me da mucha paz. Como me la da constatar la fuerte personalidad de Marisa, orgullosa de su tierra gerundense, como lo está Romina, de la “Terra ferma”, de “Ponent”, de Lleida. Pequeños momentos que te conectan con lo que es importante en la vida.
Amo esta tierra ebrense, estoy agradecido de cómo me ha acogido y me gusta su gente. Auténtica, tal cual, sin máscaras. A la vez compleja ―y acomplejada absurdamente― resignada y ―con razón― desconfiada. Catalunya es una gran área metropolitana alrededor de Barcelona, que incluye la Catalunya central, la Cerdanya, el Empordà y el norte de las comarcas de Tarragona. Poniente, desde el Pirineo hasta el Delta, pasando por Lleida, comarcas de “Ponent” y ebrenses, es una Catalunya desconocida e ignorada ―muy abandonada― por los poderes de la metrópolis, del gran parque temático moldeado a gusto del turismo, que es Barcelona y gran parte del Área Metropolitana.
¡¡¡Joan Carles, Marisa, por supuesto Romina, me encanta compartir vuestro orgullo ebrense, gerundense y leridano!!! ¡Gracias!
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Estoy muy satsfecho de la decisión que tomé de escapar del ritmo de vida de Barcelona, de todo lo que comporta estar metido allí dentro y del impacto que tiene sobre el comportamiento y las actitudes de las personas. Los acontecimientos políticos de este mes de agosto, me han hecho reflexionar. Determinadas relaciones personales, grupales, que mantengo, así como el trabajo, me conectan directa o indirectamente con la política y el resultado es que entro en contradicción conmigo mismo.
Hay amigos que no me gustaría perder, pero los debates que mantenemos por redes y una vez cada dos o tres meses, presencialmente, giran alrededor, de forma prácticamente exclusiva, de la política. Con uno de los dos grupos de amigos que tengo en mente, creo que todavía podemos conseguir compartir otro tipo de contenidos, pensamientos, intereses, sentimientos, más sanos. Con el otro lo veo más difícil… Me he planteado dejar la relación virtual y la presencial grupal y aprovechar el día a la semana que voy a Barcelona, básicamente para ver a mis nietos ―intento aprovechar para hacer coincidir alguna reunión de trabajo para evitar más viajes a Barcelona― para ir quedando personalmente con ellos y tener la oportunidad de compartir las inquietudes que me mueven en este momento de mi vida. Personalmente siento que, cuando llevas más años vividos de los que te puedan quedar por delante, perder el tiempo con la mediocridad y la decadencia de la política es contradictorio con la conveniencia de pacificar el espíritu y prepararse para el final de vida más humano posible.
En cuanto al ámbito laboral, la carga de trabajo que tengo, afortunadamente, nada tiene que ver con el sinsentido que viví hasta los 49 años. Como he dicho muchas veces, antes de esa edad, simplemente no viví . Trabajé. A partir de los 50 no he parado de reducir progresivamente el tiempo dedicado a trabajar. Este mes de julio me he acogido a la jubilación activa, y cuando quiera puedo optar a la jubilación plena, a dejar de trabajar. Si algo puede acelerar esta decisión, es el hecho que se deriva de que, en el mundo sanitario, en un momento u otro, siempre debes interaccionar con la administración. En los últimos años, durante el Govern Aragonés, la incapacidad e inoperancia delirantes de la dirección política del Departament de Salut, han hecho que esta interacción me haya conectado con lo peor de la política y haya deseado “esconder la cabeza debajo del ala”. Sí, sí. Tan criticable como queráis. Ahorrarse tener que tratar con esa administración carente de liderazgo político, con todo lo que esto ha supuesto, hubiera sido mejor que haber tenido que lidiar e incrementar la desesperación en cada interacción. Jubilarme me lo hubiese evitado.
Los eventos políticos de este mes de agosto, me han reactivado estos pensamientos recurrentes.
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Un artículo de Neus Torbisco-Casals, catedrática de Derecho Internacional en el Geneva Graduate Institute e investigadora en el Albert Hirschman Democracy Centre, a mi manera de ver hace un buen diagnóstico sobre cómo se está degradando la democracia española. Cita a dos politólogos de Harvard (Levitsky y Ziblatt) que indican que las democracias hoy, no mueren por golpes de Estado militares, sino que son socavadas desde dentro mediante procedimientos aparentemente compatibles con el Estado de derecho y la democracia: “(…) las tendencias autoritarias a menudo se identifican por la normalización de patrones institucionales que subvierten la razón de ser, el espíritu, de la legalidad existente y restringen la libertad de expresión política. Las fuerzas políticas antidemocráticas ―y esta es la clave― actúan desde dentro del sistema por medios aparentemente legales. Por eso, la autocracia y el lawfare son muy difíciles de denunciar y combatir, especialmente cuando
afectan a grupos estructuralmente subordinados con dificultades para denunciar vulneraciones de derechos humanos desde dentro de un sistema hostil”.
Según la autora, el juez Llarena se niega a ejercer su función de aplicar la ley vigente y prevarica, y los Mossos d’Esquadra, al dictado de quien incumple la ley, intentan detener al presidente Puigdemont, llegando en última instancia a desplegar la “operación Jaula”, la misma que se activó tras los ataques terroristas de agosto de 2017 (!).
Torbisco sostiene que “el sentido del regreso de Puigdemont es coherente con su determinación a desobedecer reglas injustas y en confrontar al Estado para reclamar sus derechos y los de sus electores”.
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El PSC, Salvador Illa, ganó las elecciones al Parlament de Catalunya del pasado 12 de mayo, su obligación era intentar gobernar y lo ha conseguido legítimamente, gracias al apoyo de ERC (el de los Comuns puede darse más o menos por hecho).
Dejando a un lado si uno es independentista o no lo es, el problema para mí radica en que el deseo de Illa de “pasar página” y el desmarque de ERC de las consecuencias del 1-O, lleve a un tipo de “normalidad democrática”, en la que, como decía Neus Torbisco, los jueces incumplan la ley y este tipo de actos queden blanqueados dentro de esta “normalidad”.
ERC lleva tres citas electorales perdiendo votos y afectada por una crisis interna remarcable, imagino que llevó a la dirección a tratar y conseguir convencer a la militancia (incluidas las Juventudes de ERC, el Jovent Republicà) de apoyar a Salvador Illa. Veremos hasta que punto se cumple el pacto suscrito. De momento ganan tiempo y mantienen centenares de cargos en plantilla de la Generalitat. A saber cómo acaba todo…
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No es ningún secreto que soy independentista y confío en que no sé cuándo, ni cómo, ni con qué actores, este espacio se puede recomponer.
Sin embargo, admito que el ideal de independencia, la lucha entre Junts y ERC por liderar este espacio político y el predominio de consellers poco cualificados de los últimos gobiernos (y el 155, el déficit fiscal…) han llevado a la Generalitat a la parálisis. En términos de acción política y gestión eficaz del poder, se han perdido unos cuantos años. Y tengo la sensación de que el Govern Illa, globalmente considerado, está más cualificado que los últimos gobiernos ―real o pretendidamente― independentistas. Por otro lado, la voluntad de Illa ―y esto a pesar de los riesgos ya mencionados de normalizar la represión y el autoritarismo― de “pasar página”, llevará a este gobierno a concentrarse en la gestión de sus competencias. No deben destinar esfuerzos a conseguir un Estado propio, porque el español ya les va bien.
En esta línea, una noticia para mí excelente, ha sido el nombramiento de Olga Pané como consellera de Salut. Alguien me decía, a raíz de esta valoración: “La estás ya felicitando y no lleva ni una semana en el cargo. Habrá que esperar”. Ese alguien no se caracteriza, precisamente, por conocer el modelo sanitario catalán de salud pública. Olga no lo tendrá fácil. Y por brillante que sea ―que lo es― con 3.000 ME menos en la caja a principios de año y los cajones llenos de facturas que los que la han precedido han dejado escondidas dentro, si no se lo arreglan ―nos lo arreglan a todos, y también la financiación en general― le costará. Tengo mis dudas ―y ojalá me equivoque― de que Sánchez vaya a permitir a Illa cumplir los acuerdos de financiación. ¡Sin embargo, en casi igualdad de condiciones con quien le ha precedido, la nueva consellera no hará “tonterías” y esto ya supondrá un gran cambio!
Hace casi 40 años que la conozco, y además de apreciarla mucho, la valoro enormemente como profesional. Durante la segunda mitad de los 80 y la primera de los 90, colaboramos en el ámbito de la atención primaria y especialmente en hacer realidad el Plan de Salud de Catalunya. A mediados de los 90, cuando yo dirigía la empresa pública CHC Consultoría y Gestió, se incorporó con nosotros mejorando radicalmente la calidad técnica de nuestros proyectos. Finalmente, en 2011, tras entrevistar a seis candidatos y tener que vencer objeciones políticas de diferentes actores del entorno del Hospital del Mar, la propuse como gerente. Afortunadamente, ni ella ni yo somos sectarios. El feeling personal y su valía técnica me llevaron a hacer lo que fuese para obtener la “luz verde”. Siempre hemos entendido el modelo sanitario catalán como fue definido en tiempo de los consellers Laporte y sobre todo Trias, y en el Hospital del Mar, a pesar de todas las dificultades del mundo que nos ponían la Intervención General, la Secretaría General de Economía, la Función Pública, la Sindicatura de Cuentas (¡por cierto, no el Tribunal de Cuentas español!), demostramos que el modelo no sólo era posible, sino que daba magníficos resultados. De las cosas que evidenciamos destaco la importancia de (1) tener un órgano de gobierno muy potente e independiente del CatSalut y del Departament, (2) que sin autonomía de gestión no se va a ninguna parte y (3) que las fórmulas de gestión propias del sector privado, en un centro 100% público, como el Hospital del Mar, nos permitieron salir adelante. Incluso, en plena época de recortes y bajo el impacto de la crisis económica aún, iniciamos las obras de remodelación, renovación y ampliación del hospital, que después Olga continuó con los siguientes equipos de gobierno.
Dije, y lo mantengo, que hoy no sé ver en ningún partido político y sus respectivos entornos, a nadie que pueda ser mejor conseller o consellera de Salut, que la que tenemos. Sabiendo que la tremenda complejidad de todo, puede terminar, incluso con el mejor. Pero confío por el bien de todos y el de ella, que no será así. Leed por favor, este artículo, comparad lo que dice con el desastre vivido en los dos últimos años escasos de gobierno Aragonés y veréis que lo que propone es, simplemente, el restablecimiento del modelo sanitario catalán. Sin embargo, tendrá la presión en contra de ERC y de los Comunes…
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Empecé este escrito el pasado día 10 o 11 de agosto y hoy, día 16, estoy volando hacia Miami. Me quedan poco menos de seis horas de viaje y, como tantas veces he hecho, aprovecho el vuelo para escribir. De hecho, este blog nació en el 2012, en lo alto de un avión, atravesando el Atlántico. Me viene también a la cabeza un vuelo a Miami con Olga Pané, para continuar desde allí el viaje a Costa Rica, para prestar servicios de consultoría en la Caja Costaricense del Seguro Social. Debió de ser en 1995 o 1996.
¡Recuerdo que en el trayecto Miami-San José, vimos el último rayo de sol del día, el rayo verde! Precioso.
El trabajo en la totalidad de países de América central, me llevó muchas veces a Miami, siendo la primera en 1989. Volábamos con Iberia, que
había llevado los primeros DC-9 del puente aéreo Barcelona-Madrid, a Miami, para cubrir los viajes a las capitales centroamericanas. ¡Unos auténticos trastos, que daban pena!
La última vez que estuve allí, fue en 2016 (ver “Tormenta tropical en Miami”, del 20 de junio de 2016).
Este viaje no es por trabajo. Tampoco tiene su origen en motivos vacacionales. ¡Me reuniré en Miami con Romina y Arnau, que llegan pasado mañana para hacer una misión muy importante! Una vez acabada, aprovecharemos para pasar unos días en la costa oeste de Florida, la costa del Golfo de México, a sugerencia de Albert Oriol Jr. Supongo que durante o después del viaje, habrá material para alguna crónica…
Soy catalana. No entiendo la ventaja para los catalanes de poner una nueva frontera en España y tampoco en Europa. No veo la ventaja cultural, económica ni social.
Gràcies pel comentari, Eva. No podem pretendre entendre tots els punts de vista de tothom. Ni coincidir tots en tot. El que és important és la tolerància i el respecte mutu a les posicions discrepants i permetre que tots les poguem expressar lliurament. És la base de la democràcia.
Un referèndum permetria que tu votessis no a la independència i jo si. El resultat, fos el que fos, l’acceptariem democràticament i ens estalviarem hores de discussions estèrils i anys, de fet segles, de tensió i malestar.