SENTIMIENTOS DE OTOÑO

Ha llegado el otoño. Las señales se aprecian ligeramente desde hace unos días. El sol se despide antes. Hay momentos donde la luz ya es claramente otoñal y paseando he podido encontrarme con montones de hojas secas. Alguien me ha recordado cuando siendo niños disfrutábamos dándoles patadas y haciéndolas volar.

¿Tiempo de nostalgia? Puede ser… O no especialmente. Depende.

¿Un buen momento para escribir? Como cualquier otro. Esto de la inspiración…

Se han dicho muchas cosas sobre la inspiración. Que si tiene que ver con la genialidad. Con la capacidad de observar y/o imaginar. Si es el fruto del esfuerzo del trabajo, de la tenacidad, de las ganas de escribir por encima de todo.

Toni Morrison dijo de la literatura que es “un refugio, un lugar donde todo puede ocurrir, donde se puede reaccionar con violencia o sublimidad, donde es bueno sentir melancolía o temor, o incluso fracasar, o equivocarse, o amar a alguien, o desear algo profundamente, y no llamarlo por otro nombre, no sentir vergüenza por ello. Es un lugar para sentir profundamente”.

Como persona que le gusta escribir, puedo coincidir con cualquiera de los mencionados motores de la inspiración. Pero me detengo en el vínculo entre escribir y sentir profundamente.

Durante el mes de agosto escribí bastante. Puedo decir que me esforcé en crear las condiciones más favorables para sentir y poder escribir a partir de las sensaciones.

Este mes de septiembre muchos son los sentimientos que se han manifestado y por el contrario he escrito poco. Para compartir ciertas emociones es necesario encontrar el momento oportuno. Aunque la escritura y la literatura son una caja de herramientas llena de utensilios, que permiten encontrar la forma de explicar lo que quieras sin necesidad de caer en el exhibicionismo personal o la “pornografía”.

Me viene a la mente el último libro de mi compañero y amigo Francesc Torralba “Quanta transparencia podem digerir?”. La confusión entre la transparencia y el exhibicionismo está llegando a unas cotas, en especial en las redes sociales, que provocan vergüenza ajena. Esta confusión, que tiene repercusiones indeseables tanto en el ámbito público como en la esfera privada, lleva a un exceso de información, de exhibición de lo más íntimo y del inconsciente, que contribuye a construir una sociedad tan dura y tan fría que acaba siendo incapaz de reaccionar ante hechos sobrecogedores.

Entiéndase esta referencia como una justificación del porqué algunos sentimientos vividos este verano, simplemente no los he querido divulgar a través del blog. Ni siquiera me he sentido estimulado a sacar tiempo para buscar recursos literarios para hacerlo.

Otros, intensos sin duda, acaban siendo incómodos para ser compartidos puesto que están íntimamente ligados a cuestiones que suscitan mucha controversia. Y cuando la controversia es fuerte, el riesgo de contribuir a la negatividad es alto. Ya hay demasiada negatividad en nuestra sociedad como para añadir más, ¿no?. Aunque la escritura es libertad por definición -puedes escribir lo que quieras- hace tiempo que me resisto tanto como puedo a compartir sentimientos negativos. Pero hoy, día 27 de septiembre de 2015, 27S, siento la necesidad de exponer algunos hechos y trataré de hacerlo con la máxima delicadeza. Pero ya avanzo que no podré evitar trasmitir sentimientos, si no negativos, que puedan generar energía negativa.

Hace meses que vivo con contención todo lo que rodea a la difícil relación Catalunya-España. Aclaro que hablo de contención en la esfera pública. En la privada me he expresado con total libertad y sin tapujos.

Pero viendo ayer a Soraya, Arenas, y al propio Mariano, entre otros, recurriendo desesperadamente a producir un vídeo en catalán en “tiempo de descuento”, siento que tengo que romper el silencio público autoimpuesto. Puede que satisfaga el interés de algunos amigos que han manifestado su extrañeza por mi silencio.

Me pregunto si los del PP se han dado cuenta o no de que, aunque a esta situación hemos llegado por muchas razones y hechos que han ido ocurriendo a lo largo de la historia, en el pasado reciente, lo que ha determinado la situación actual ha sido la sentencia del Tribunal Constitucional contraria al Estatut d’Autonomia de Catalunya del 2006. Sentencia dictada como respuesta al recurso interpuesto por los mismos que ayer, a la desesperada, pensaban que hablando en catalán arreglarían alguna cosa. No es necesario. De verdad que no es necesario. Os lo creáis o no, entendemos el castellano. Os entendemos cuando habláis e incluso cuando calláis.

¿Os habéis dado cuenta de que pasearse por las Españas recogiendo firmas contra el Estatut y sembrando odio contra Catalunya y contra los catalanes, es lo que os ha llevado a hacer el ridículo a través del vídeo de ayer, demostrando una vez más que no habéis entendido nada? ¿De verdad creéis que vuestra imagen cavernaria y troglodita mejorará porque digáis cuatro palabras en catalán? Pero más importante que esto, ¿habéis entendido que lo que ahora pasa es la consecuencia directa de lo que hicisteis con nuestro Estatut?

Seamos justos. No fueron los únicos. Hace tiempo que los catalanes sabemos que no hay nada más parecido a un español de derechas que un español de izquierdas. No olvidaremos nunca el tono burlesco e insultante de Alfonso Guerra, acompañado de una sonrisa cínica, jactándose he haber pasado el cepillo por el Estatut.

No puedo evitar cada vez que veo y escucho a Pablo Iglesias, que me aparezca la imagen del Alfonso Guerra de Suresnes resucitado.

Iniciativa per Catalunya, se salvó de la “colleja” municipal escondiéndose detrás de Ada Colau. Pero Rabell no es Colau y para conseguir la dosis de populismo de la alcaldesa ha tenido que recurrir día sí y día también a Iglesias. Una especie de Alejandro Lerroux del siglo XXI.

Y el chico de Vallecas, desde la visceralidad que le es propia y desde la osadía que solo proporciona la ignorancia de nuestra realidad social, fracasó estrepitosamente dividiendo a los catalanes según su origen. ¡Si Paco Candel levantara la cabeza!

En aquel mitin, celebrado en lo que él llama “extrarradio” de Barcelona, imagino como se debieron sentir aquellos miembros de la candidatura que lo utilizan de “Superman”, que aún tienen el honor de haber contribuido a que el PSUC de López Raimundo, de Guti y de tantos otros, hiciese la contribución que hizo en materia de integración social. Iglesias destrozó sin miramientos una de las grandes contribuciones del PSUC: “Catalunya un sol poble”. Y “Els altres catalans”, los primeros que llegaron a nuestro país y que han hecho posible con los que ya estaban la Catalunya actual, la mayoría viejecitos o muertos, debían estar removiéndose en sus tumbas.

Muchos, demasiados, han sido los sentimientos desagradables vividos estos días. Lamentablemente el denominador común a todos ellos es el odio. Ignorando que por mucho que sientas que tienes motivos, no se puede construir nada digno sobre la base del odio.

Sentimientos provocados por Morenés y sus tanques, por los banqueros y por el propio Gobernador del Banco de España intentando manipular el voto de los ciudadanos a base de mentir y hacer chantaje. Por empresarios que nostálgicos del siglo XIX, han amenazado a sus trabajadores con las 10 plagas de Egipto que les podrían caer encima en caso de hacer posible con su voto la independencia. Algunas patronales igual. CCOO y UGT de España diciendo que las clases populares se pueden ver afectadas por la independencia.

La diplomacia española internacionalizando el conflicto con Merkel, Cameron y Obama y el Rey, que pagamos entre todos, en lugar de intentar entender lo que ocurre en Catalunya, actuando de parte, la suya, la española, reuniéndose y fotografiándose con el presidente de los Estados Unidos.

Juncker, presidente de la Comisión Europea y de un paraíso fiscal, negándose a investigar lo que fue una manipulación de alguien cuando se hizo la transcripción del inglés al español de una resolución del organismo que preside. Felipe González y tantos otros de derechas y de izquierdas comparándonos con los nazis y Jorge Fernández Díaz con ETA, y, está claro, la Iglesia carpetobetónica situando la unidad de España como principio moral inviolable. Asustar con mentiras a los pensionistas o insultar a los deportistas que aunque hayan dado momentos de gloria a España, ahora optan por la independencia de Catalunya, debe formar parte de lo que consideran normal.

La lista no es exhaustiva. Sin contar el patetismo de Rajoy y dejando entre paréntesis el menosprecio hacia Margallo por aceptar debatir políticamente con un independentista, he oído hablar de ametrallar a los catalanes, de suspender la autonomía, de inhabilitar a Mas e inclusive hasta de fusilarlo como se hizo con Companys.

Amenazas todas y más. Propuestas en positivo ni una. Comprenderéis que a estas alturas del partido hablar de reformas inconcretas de la Constitución mientras quien las hace no reconoce que Catalunya es una nación…

Yo no sé qué pasará hoy. Formalmente hay elecciones autonómicas. Realmente todo el mundo sabe que celebramos un referéndum para decidir si queremos seguir formando parte de España o bien iniciar un proceso de independencia. Votar a Junts pel Sí o la CUP es votar SÍ a iniciar la separación de España. Votar cualquier otro partido de los que se presentan se interpretará como votar NO. Sin tomar en consideración  que puede haber independentistas que voten a Catalunya Sí que és Pot o incluso a Unió Democràtica. Pero es igual, los potenciales diputados de estas formaciones no actuaran políticamente en favor de la independencia de Catalunya.

Si la victoria del SÍ es clara, afirmo que el proceso para hacer efectiva la independencia será imparable. Si gana el NO, no imagino ninguna victoria que se aleje mucho del empate técnico. En este caso la situación seguirá, no igual, peor. Las represalias del poder español no tendrán límite. En tal caso, será otra generación la que verá nacer la Catalunya independiente.

Desgraciadamente, en este momento, no veo espacio para ninguna solución que permita mantener a Catalunya dentro de España a gusto de las dos partes. Marcharemos o nos mantendrán dentro como en una olla a presión permanentemente a punto de explotar.

Ojalá no vuelva a escribir sobre este tema en mucho tiempo. Admito que lo hago cansado de la situación, hastiado y descontento conmigo mismo por añadir energía negativa en un mundo necesitado de todo lo contrario. Pero es lo que siento que hay. Francamente no me gusta nada.