Ya lo haré. Pero ahora, 14 meses después de haber decidido poner en marcha este blog, siento la necesidad de compartir con los lectores algunas reflexiones.
A estas alturas resulta inevitable preguntarse si tiene sentido continuar tratando de mantener el ritmo de colgar, de media, entre 3 y 4 posts al mes. Si lo tiene para vosotros y si lo tiene para mí.
En mi caso, no sólo tiene sentido, sino que es una necesidad. He escrito toda mi vida. Escribir es para mí una actividad imprescindible, una forma de expresar lo que llevo dentro, de comunicar. Me obliga a estructurar ideas, pensamientos y a encontrar canales adecuados para dar salida a los sentimientos. Pero es mucho más que todo esto. Es algo que me ayuda mucho en el intento, más o menos exitoso, de desarrollarme como persona. Y me ayuda también a aprender.
Por tanto hoy, a la pregunta de si tiene sentido seguir trabajando en el blog, respondo que sí, y siento que lo tiene para aprender y para compartir. Además de imponerme la obligación de compartir, supone la exigencia de intentar aprender más.
Es evidente que esto podría seguir haciéndolo como lo he hecho toda la vida, en privado. Sin embargo, hoy por hoy, compartir lo que escribo con vosotros me resulta gratificante. Vuestra opinión es importante para mí.
Además de lo que acabo de exponer, hace tiempo que también siento la necesidad de hacer un par de consideraciones más a aquellos que leéis mis posts. No lo he hecho antes por temor a que lo que expondré pueda ser interpretado como un ridículo ejercicio de petulancia gratuita. Decir que no lo es, es un comentario superfluo, destinado sólo a tranquilizar mi conciencia.
Un factor determinante a la hora de mejorar la capacidad de navegar aceptablemente por esta vida, ha sido procurar rodearme de personas mejores, mejor formadas y más sabias que yo, a las que nunca estaré suficientemente agradecido por todo lo que me han aportado y he aprendido de ellas. La suerte también ha influido, ya que la vida me ha dado la oportunidad, más allá de mi propia familia, de haber tenido maestros y profesores extraordinarios en la escuela y en la universidad (algunos de ellos maestros de vida), que me enseñaron a cuestionarme a mí mismo y a todo lo que me rodea. Me enseñaron a aprender, me enseñaron metodología del aprendizaje y, se denominaba así, metodología de la investigación. También he tenido la fortuna de tener a unos jefes ejemplares en el sentido literal de la palabra. En especial y por encima de todos Xavier Trias y también Charles Tilquin.
Hoy en día continúo siendo afortunado en este sentido. Sigo rodeado de personas que me merecen un grandísimo respeto por su valía y por toda la sabiduría que atesoran. Disfruto de este privilegio con muchos de mis clientes, con compañeros del mundo asociativo (destaco el privilegio que supone debatir con los amigos de la Fundación Barcelona) y también en el Parc de Salut MAR de Barcelona.
Muchos profesionales de esta institución -que este año celebra su centenario- hace años que están y me los encontré cuando llegué hace ya 3 años. Personas de todos los estamentos y niveles que destacan por sus cualidades humanas y profesionales. En el caso de los que me ha correspondido incorporar, todos sin excepción, son personas que han sobresalido en sus trayectorias vitales y profesionales y de los que he aprendido y aprendo mucho. Es un buen momento para agradecérselo.
Para el tema que quería escribir hoy (y como he dicho escribiré en un próximo post), pedí ayuda a una de estas personas. Se trata de Juan José López Burniol, compañero en el Consejo Rector del Parc de Salut MAR de Barcelona. Entre los artículos cuya autoría le corresponde y ha tenido la amabilidad de pasarme, encuentro un escrito que refleja exactamente el segundo aspecto que hace tiempo que quería comentar. Yo no lo hubiera expresado tan bien y por lo tanto, simplemente transcribo sus palabras. Tienen que ver con el hecho de hablar, escribir, opinar, sobre temas o materias cuando no se ha recibido formación específica para hacerlo. López Burniol defiende que se puede hablar siempre y cuando se den dos condiciones que define así:
“1. Haberme informado en la medida de mis capacidades y oportunidades. 2. Haber meditado sobre ello con recta intención e independencia de criterio, es decir, sin las urgencias a las que induce el pesebre. Y puedo asegurarles que creo haber cumplido ambas exigencias”.
Personalmente, en general y con respecto al blog, estoy seguro de que he cumplido la primera y que me he esforzado y me esfuerzo mucho en aproximarme al cumplimiento de la segunda, probablemente sin conseguirlo siempre.
Mi curiosidad entorno a todo aquello que conforma la condición humana, las ganas de aprender, de comprender, me han llevado a “curiosear” por aquí y por allá. Hace años que me adentré en el campo de las ciencias sociales y políticas. El hecho de que mi tesis doctoral requiriera conocer la teoría de la organización, las organizaciones humanas y los mecanismos de toma de decisión en las mismas, me obligó a profundizar un poco más. En los últimos tiempos me ha interesado más la filosofía y la teología. Las aproximaciones que he hecho y hago en estos campos son de aficionado, de amateur. Por lo tanto con riesgo de equivocarme. Pero lo asumo, pido disculpas de antemano e invito a que se me corrija, a que se señalen los errores o simplemente se expresen las discrepancias a través del espacio de comentarios del blog.
Gracias de nuevo a todos los que, estando de acuerdo o discrepando, seguís mi blog. Me obligáis a intentar ser mejor y en la medida que lo consiga, el blog no deja de ser un instrumento de retorno de lo que la sociedad y todos vosotros, me aportáis.
Si aprender, dar las gracias a quien te enseña a aprender y te hace aprender y compartir y devolver a la sociedad lo que ésta te regala, constituye una obligación para cualquier persona, en el caso de las élites opino que la obligación que tienen hacia la sociedad es aún mayor.
El próximo post será sobre el papel de las élites y la calidad democrática. Gracias a todas y todos.
M’admira la generositat que persones com tu teniu d’escriure idees i pensaments per que els altres poguem xuclar coneixements sense que molt sovint donem res a canvi. Ni tan sols un comentari.
En el teu cas , a mes, a la facilitat de comunicar reflexions s’uneix la capacitat per transmetre emocions. I això fa doblement enriquidora la teva afició, perquè a mes de ajudar-nos a la reflexió professional i social (reflexions de les que de vegades discrepo), ens ajuda a ser mes persones. No abandonis aquest hàbit, encara que no et retornem comentaris. Contribueixes a millorar el coneixement i l’ànim dels teus anònims lectors.
Donat el contingut del post, és moment de comentar que mai s’ha rebutjat cap comentari que s’ajusti als requisits establerts. Avui mateix n’hi ha hagut alguns que han estat exclosos per no estar relacionats amb la temàtica, ser anònims i/o aprofitar la xarxa per vexar persones o institucions.
Benvolguda Olga! No ens coneixem,però m’adhereixo i em represento amb cadascuna de les paraules expresses en el post del sr vía que d’una manera preciosa tu has expressat,difícil superar les teves paraules.El Dr Josep María vía se’ns subte d’una manera bonica ens ajjuda a ser millors profesional i persones…..he descobert el blog tard,però avui quan el meu CAP de servei de traumatología em transmitía desencís pel tema retallades li he contestat en castellà:entra en el blog del Dr Josep María vía y en 21 días hablamos!!!!!!!!!