La especie humana, por lo general, es una especie de imbéciles. Porque sabiendo las consecuencias de lo que hacemos, lo seguimos haciendo igual de mal. Esto es ser imbécil.

(Título del post i frase de Eudald Carbonell)

 

Hace unos días, me pareció escuchar que el Ayuntamiento de Barcelona había decidido que, en el barrio del Raval, la iluminación de Navidad sería “inclusiva”.

Recordé que, no sé si el año pasado o antes, en la calle Aragó, la iluminación navideña consistía en unas bombillas, digamos normales, de luz amarilla, colgadas en el propio cable eléctrico, no sé si reforzado por alguna estructura metálica. Pensé: “¿Las bombillas, por sí mismas, son ‘inclusivas’? ¿Qué quiere decir una iluminación ‘inclusiva’?”. ¿Merece la pena perder el tiempo con estas nimiedades?

Al día siguiente, anunciaron una manifestación del “Sindicat de Llogateres” (sindicato de inquilinas) contra el encarecimiento de los precios de los alquileres de las viviendas. Este sí que es un problema relevante, la complejidad ―enorme― del cual hace difícil que lo puedan tratar los máximos responsables para resolverlo, los políticos, debido al ambiente extremadamente crispado en el que están instalados y la visión parcial, partidista, ideologizada, demagógica, populista…, de muchos de ellos. Ada Colau, por ejemplo, utilizó a los afectados por el problema de las hipotecas (PAH) como trampolín para darse a conocer y acabar accediendo a la alcaldía de Barcelona. Después de ocho años en el cargo, la situación al dejarlo era peor que antes de llegar, como reconoció recientemente el que fue su gerente de Urbanismo, Javier Buron.

La iluminación navideña inclusiva y el sindicato de “inquilinas” … Qué razón tenía la lingüista Carme Junyent cuando nos decía que “el gran problema del lenguaje inclusivo es que, en realidad, discrimina”.

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En Valencia, Mazón, a base de remodelar lentamente al Gobierno con militares e ir alargando la cosa, sigue aposentado en el despacho presidencial. Mientras, en Madrid, el PP, con la ayuda inestimable de Víctor de Aldama, continúa el acoso a Sánchez y al Gobierno. El móvil no es salvar a Mazón, sino conseguir un “quítate tú, que me pongo yo”. Desde la perspectiva “sistémica” (del “sistema”) muchos, especialmente en Catalunya, ven al PSOE con el apoyo de quien sea, un mal menor. Ahora bien…

Todo esto cansa mucho y la cantidad de ciudadanos que ven “a los unos, a los otros y a todos” como parte del sistema y no discriminan, va creciendo.

En EEUU, los demócratas confundieron la mejora de los parámetros macroeconómicos con la mejora de las economías familiares e individuales. No se preguntaron de qué familias y qué individuos. Y la victoria de Trump fue abrumadora.

En España, los indicadores macroeconómicos y las previsiones nacionales y de los organismos internacionales sobre la economía son buenos. Muchos de los que se manifiestan hoy en Barcelona contra los precios de los alquileres, son representativos de un colectivo creciente ― ¿ya mayoritario? ― de jóvenes ―y no tan jóvenes― que se ven obligados a aceptar trabajos con salarios tan inaceptables que a duras penas tienen acceso a viviendas dignas. Situación comparable a la mencionada de EEUU…

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Recomiendo la lectura del post de mi amigo Xavier Roig, “La elección de Trump, y otros, es un efecto inicial (I)”. Entre otras cosas, dice:

“Hay momentos en la historia en los que nos parece que un gobernante alterará radicalmente el devenir de las cosas. Pero las transformaciones comienzan a gestarse primero en la sociedad y, llegado el momento, se manifiestan en la política. Por eso, los comentarios que se hacen a raíz de la elección del señor Trump me parecen simplistas. Se ha extendido la opinión, estimulada por los medios de comunicación ―también los internacionales―, de que la persona hace la cosa. Ni mucho menos.

Los medios nos amenazan con los grandes desastres que nos traerá la llegada de este tarambana a la Casa Blanca. Se equivocan. Por el simple hecho de que él no marcará ningún cambio de tendencia. Él es, simplemente, la consecuencia, el efecto exaltado de un movimiento occidental que empieza a asomarse para decirnos que las cosas no son eternas. Y que el mundo ―agitado, violento, a veces bueno, a veces no tanto― al que nos habíamos acostumbrado los últimos siete decenios cambiará. Porque sí. Porque toca. Porque nada es eterno. Quien piense que vamos hacia la hecatombe porque los que ahora figuran como cabezas visibles de esta, digamos, convulsión no gustan a unos pocos ―pero resulta que sí convencen a la mayoría― se equivoca”.

El periodista Xavier Mas de Xaxàs, gran conocedor de Estados Unidos, en el artículo “Razones para un triunfo de Trump, el fascista normal”, publicado en La Vanguardia el pasado 26 de octubre, retrata, a mi modo de ver, igual de bien que Xavier Roig, la realidad con toda su crudeza. Pero sin negarla. Basta con leer el primer párrafo para ver que se circunscribe a lo que hay y a lo que ―según él y lo comparto― puede venir, por no decir que ya ha llegado:

“La elección de Donald Trump asentará la era de los extremismos. La deriva moral y jurídica, así como la manipulación grotesca de la realidad, dan forma a un nuevo orden político, individualista y autoritario, que reemplaza a la vieja democracia liberal, incapaz de ofrecer las oportunidades que promete a una ciudadanía que arrastra años de frustración. Desde el crack financiero de 2008, las economías avanzadas se alejan de la democracia porque no saben cómo distribuir la riqueza de forma más equitativa. Quienes se quedan atrás desconfían de las élites que han reducido sus expectativas de vida y buscan nuevos liderazgos, aunque sean fascistas”.

Se visualizan, cada vez más, bastantes indicadores de final de etapa, de cambio de época. El miedo a lo desconocido y el conservadurismo de los cuatro que tienen el control luchan para que el sistema político-mediático haga creer a la gente de la calle que la reforma del “sistema” es posible y con un buen “tuneado” este puede persistir. ¿Es todavía posible? ¿No se ha marchitado ya la rosa de la reforma? Trump y otros líderes políticos mundiales ultraderechistas, ¿no están destinados a acelerar el entierro de un modelo inservible para dar paso a otra época?

Tras la civilización griega, vino la romana (entre otras civilizaciones) y el final de cada una de ellas fue precedido de los respectivos períodos de decadencia que muchos negaban, la mayoría temían y algunos aceptaban que el futuro pasaba por librarse definitivamente de lo inservible…

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Últimamente, se analiza con mayor frecuencia la probabilidad de que haya una Tercera Guerra Mundial. Hace pocos días, una persona, diría que del CIDOB, hablaba de ello en RAC1, el pasado fin de semana Eudald Carbonell volvía a tratar el asunto en Catalunya Ràdio y hoy, Alfons Duran Pich lo comenta aquí.

Los negacionistas de la crisis ―o de la extrema gravedad de la misma― del sistema, otorgan escasas posibilidades a una Tercera Guerra Mundial. El esfuerzo que tienen que hacer para creer que el sistema se puede salvar a través de reformas sucesivas, hace imposible contemplar ningún conflicto global, ni como hipótesis. Dejo de lado a los que aún no han tomado conciencia de que “tenemos un problema”.

Nadie sabe si habrá o no una Tercera Guerra Mundial, por la sencilla razón de que el futuro no puede adivinarse. Pero puestos a especular a partir del análisis que cada uno puede hacer de la realidad, a mi modo de ver, todo parece confluir hacia una tormenta perfecta.

Ahora parece que es la llegada de Trump la que abre el melón de esa hipotética guerra global. Pero como dice Alfons Duran, ha sido Biden quien ha proveído a Ucrania de misiles de largo alcance y ha aprobado que puedan atacar cualquier lugar de Rusia. Incluido Moscú y San Petersburgo. Y sentencia Alfons Duran:

“El ciudadano Biden y su gobierno pueden pasar a la historia (suponiendo que alguien la pueda contar) como el grupo de políticos más loco desde que existe un sistema regulado para hacer de la vida en sociedad un entorno convivencial”.

Las personas que han votado a Trump, por lo general opinan que Ucrania está muy lejos y que allí no se les ha perdido nada y les preocupa más la inflación, tener trabajo o que se apruebe un salario mínimo. No sé cuántos han votado a Trump convencidos de que les mejorará la vida y cuántos lo han hecho por aquello “de perdidos al río” y hagámoslo saltar todo por los aires, porque no hay parche que valga. Hay que destruir el orden establecido y construir uno nuevo. En cualquier caso, es probable que la mayoría no tengan la menor confianza en los demócratas y los candidatos y partidos “de toda la vida”, para arreglar nada. Aparentemente, el único apoyo decidido que mantendrá Trump a quienes se dedican a la guerra, será a Israel.

Puede que deje a Ucrania en manos de ―¿los europeos? ¡Nooo!, de― Putin y todo parece indicar que exigirá a la “vieja Europa” que, en caso de querer la protección de la OTAN, pague la parte alícuota de la factura y si no… que se atienda a las consecuencias. ¿Qué hará Europa? No lo sé. ¿Dejará caer el Estado del Bienestar ―que empezó a no ser sostenible con la crisis del petróleo de 1973― para poder pagarse la defensa? No lo sé. ¿Un Putin reforzado, en una Europa sin subvención americana, tendrá la tentación de poner el pie en Finlandia, en Letonia, en Noruega o, pongamos por caso, en Suecia o en Polonia? No lo sé. ¿Alguna de estas cosas o todas pasarán? No lo sé. Pero es probable que alguna sí. ¿Y un escenario de este tipo desembocará en una Tercera Guerra Mundial? No lo sé, pero no es imposible.

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El mes pasado, el gobierno sueco envió a todos los residentes del país, un documento de 39 páginas que, bajo el encabezamiento “Important information to all residents of Sweden”, y el título “In case of crisis or war”, en su introducción dice lo siguiente:

“Vivimos tiempos inciertos. Actualmente existen conflictos armados en nuestro rincón del mundo. El terrorismo, los ciberataques y las campañas de desinformación se están utilizando para socavarnos e influirnos.

Para resistir estas amenazas, debemos estar unidos. Si Suecia es atacada, todo el mundo debe hacer su parte para defender la independencia de Suecia y nuestra democracia.

Construyamos la resiliencia todos los días, junto con nuestros seres queridos, compañeros, amigos y vecinos. En este folleto se aprende a prepararse y actuar en caso de crisis o guerra.

Formáis parte del dispositivo general para hacer frente a las emergencias de Suecia”.

En las siguientes 38 páginas, el nivel de detalle incluye el significado de las diferentes alarmas acústicas o qué hacer en caso de raids aéreos o ataques con armas nucleares, guerra química o biológica.

La reacción de los Media, o es inexistente o, si existe, en parte se asemeja a la que tuvieron la primera vez que se oyó hablar de un virus, unos murciélagos y un mercado chino (una historia lejana y remota que se presuponía sería ajena a nosotros) o directamente la de dejar entender que “estos suecos, son unos exagerados”. Y es que sin el marco mental que el sistema nos ha incrustado a todos en los surcos del cerebro, vivir da miedo y se niega la evidencia: estamos en el final de una época y no parece que tenga que excluirse que pueda ser muy traumático.

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Eudald Carbonell es doctor en Geología del Cuaternario y en Geografía e Historia. Es un científico e investigador brillante por el conocimiento generado sobre la evolución de la especie humana, que, incorporando el conocimiento y la reflexión filosófica, ha sacado mucho partido al análisis de la evolución cultural y ha prospectado el futuro relacionándolo con la capacidad autocrítica que tengamos como especie. Para muchos, un “iluminado”. Para mí, un sabio al que “le compro” ―entre otras muchas cosas― su punto de vista de cómo será la Tercera Guerra Mundial.

Será una guerra híbrida, en la que se usará la energía nuclear como arma, junto a la inteligencia artificial puesta al servicio de la guerra y la destrucción, física, psíquica y anímica, de la producción masiva de fake news perversa e incontrolable, aparte de elementos logísticos, comerciales, diplomáticos…

Carbonell, cuando afirma que “el capitalismo está agotado” y que “como cualquier sistema que genera más problemas de los que soluciona, se autodestruirá”, anuncia el fin del “sistema” y, ojo, el “colapso de la especie”. Pero no la desaparición de la misma. La transformación por la vía de la deshumanización que, lejos de la connotación negativa actual, es un requisito para el surgimiento de una especie muy mejorada. El uso de la biotecnología, de la inteligencia artificial, la nanotecnología, la cibernética…, permitirán mitigar limitaciones provocadas ahora por la enfermedad, el envejecimiento o la capacidad intelectual. Desde los implantes cerebrales, hasta la edición genética para prevenir enfermedades, pasando por las prótesis robóticas avanzadas, todo un abanico de nuevas soluciones, transformarán la actual especie humana en una nueva especie, no humana, mejorada. La conversión de la inteligencia humana en una inteligencia artificial hipermejorada apenas acaba de comenzar, y la transferencia de la conciencia a un soporte digital ya ha sobrepasado el ámbito de la ciencia ficción.

Sí, sí… Cosas de locos… ¿Os imagináis qué habría “pensado” un hombre de Neandertal o los primeros ejemplares del Homo Sapiens, si sus cerebros hubieran podido aproximarse a imaginar la llegada del hombre a la luna o el ChatGPT, hablando de espiritualidad artificial?

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Os propongo que mañana, cuando os levantéis y os conectéis a la “realidad/actualidad”, contéis el número de noticias que no sean el reflejo de la decadencia sociopolítica y la degradación del hombre y el medio. A continuación, sugiero que penséis en los valores centrales del “sistema” en su estado actual de descomposición. En cómo puede ser que hayamos llegado a, mientras desayunamos, escuchar resignados o indiferentes que la iluminación de Navidad debe ser “inclusiva” o que Mazón llegó tarde a una reunión crucial por un atasco de tráfico que los responsables de la circulación han desmentido. ¿Quién nos quiere distraer de qué y por qué?

Trump ha ganado y puede causar problemas al sistema y al establishment que apuntala como puede una democracia liberal que hace aguas por todos lados. ¿Pero quién intenta evitar el análisis multidimensional del porqué de su victoria y con qué finalidad lo hace? Pienso que, fundamentalmente, los que, por una razón u otra, no tienen ―o no pueden permitirse tener― alternativa a negar la evidencia.

“Estamos viviendo el final de ciclo de las democracias liberales que dominaron el mundo”.

Patrick Boucheron (“La contra”. La Vanguardia, 3 de diciembre de 2024) y tantos otros que pensamos lo mismo, pero no tenemos altavoces mediáticos.

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2 thoughts on “CONCIENCIA AUTOCRÍTICA DE ESPECIE (HUMANA)

  1. Xavier dice:

    Bones reflexions i males perspectives

    El mon dependrà ara d’una trinitat diabòlica! Russia i la Xina no podien triar el seu dirigent, i els EEUU, que podían, han triat un individu casi bessó. Els tres s’hauràn de malfiar entre ells, perque de respecte ni saben qué es. Les democràcies s’han afeblit empeses per estetiques pseudo esquerranes i contra postures feixistes, mentre la gran i extensa classe mitja romàn encara muda i castigada…

    1. josepmariavia dice:

      Gràcies Xavier. Jo crec que Xina, Rússia i EEUU reflexen bé la realitat de la decadència de l’espècie. Els governants/règims, com diu en Xavier Roig, no són la causa. Són la consequència d’una humanitat que, com prediu Eudald Carbonell, no s’extingirà ( o sí) per poc…
      És evident que el món no gira rodó. És un gran manicomi¡ No sé si hi haurà Tercera Guerra Mundial, o no. Però hi haurà sacsejades fortíssimes¡¡¡

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