Hoy es lunes 29 de junio de 2015, día de San Pedro y San Pablo y supongo que de algún santo más. Como todos los lunes desde hace cuatro años y unos meses, estoy en el despacho que me asignaron en la décima planta del Hospital del Mar. Quienes lo conocéis sabéis que la vista es sencillamente maravillosa.
Son casi las siete de la tarde, he mirado papeles, he recogido algunos documentos y libros que he ido acumulando durante estos años y he terminado de despedirme del personal, aunque ya hace unas semanas que no paro de hacerlo.
Hoy será el último lunes que pasaré en la décima planta del Hospital del Mar. Lunes en los que hablaba y despachaba con éste o con el otro y acababa saliendo con el tiempo justo para llegar a una cena de la patronal sanitaria tal, o de los jefes de servicio del hospital o a la conmemoración de tal evento que nos implica como entidad…
Como siempre ha sucedido de todo, cosas buenas y no tan buenas que, también y como siempre, la memoria selectiva, de acuerdo con su función, se encargará de ensalzar las positivas. La sola posibilidad de contemplar este mar azul que, mientras escribo, veo desde el ventanal del que aquí a unas horas ya no será -entiéndase bien- “mi” despacho, ya merece la pena.
¿Qué ha sido lo mejor de todo? Sin lugar a dudas, las personas, los profesionales, los trabajadores del PSMAR. Me cuesta mucho resistirme a no citar a alguno, pero no lo voy a hacer por la injusticia que supone este ejercicio que siempre e inevitablemente comporta olvidos imperdonables.
Pero no puedo evitar tener un recuerdo para gente diversa… Desde que he empezado a escribir, tres personas han entrado a despedirse por enésima vez: mi secretaria, sólo ella sabe la paciencia que se ha de tener para trabajar “a mi manera”. Un colaborador querido como todos, el más joven que he tenido y hemos coincidido en que estos años para él han sido como un “máster” de aquellos que son tan caros en USA o en las mejores universidades asiáticas. El último que ha entrado ha sido un directivo que es la bondad personificada.
En la décima planta ya sólo queda la señora de la limpieza, nos conocemos porque a menudo me la encuentro al terminar la jornada. Ella la empieza.
Me vienen muchos médicos a la cabeza, muchas enfermeras, mucho personal, muchos directivos, los compañeros del Consejo Rector. Cuando termine de escribir, me pasaré un momento por alguna planta de las de abajo y encontraré a los enfermos hospitalizados y al personal de enfermería y auxiliares del turno de tarde, que seguirán ocupándose de los pacientes hasta las nueve y media hasta que vengan a sustituirlos los del turno de noche.
Me viene a la memoria un atardecer en el que fui a visitar a una enferma conocida mía que estaba ingresada. Estando allí entró la enfermera y también dos auxiliares de la planta. Era la época difícil, el hospital tenía cercana toda la tensión vivida con el expediente de regulación de empleo. Sé que hay quien se ofende cuando digo lo que ahora voy a decir. Pero es que no me canso de repetirlo: la sonrisa, el trato amable y afectuoso, la humanidad que desprendían aquellas chicas, me emocionó.
Amigas y amigos del hospital, no es necesario que me volváis a decir aquello de “¿y qué te creías?”, como queriendo decir “¿por quién nos tomas?”. Y yo, intento explicar que os tomo por lo que sois: unos profesionales extraordinarios, humanos, sensibles, entrañables. ¡Y de alto nivel!
Mientras recojo papeles, veo un resumen que pedí sobre actividades científicas y de investigaciones relevantes, desarrolladas en la casa y por profesionales de la casa. Encuentro (y aquí también alguien puede enfadarse porque no cito su trabajo, pero es lo que tengo ahora mismo en la mesa de despacho):
–“Identificación de una nueva función de una proteína implicada en el desarrollo del carcinoma escamoso, el segundo tipo de cáncer de piel más común”, publicado en “Canceer Cell” por investigadores del grupo de investigación en células madre y cáncer del IMIM.
–“Descubierto un nuevo mecanismo de reprogramación de células tumorales”, publicado en “Nature Medicine”.
-“Se descubre la existencia de neutrófilos en el bazo”, publicado en la prestigiosa revista “Nature Inmunology”.
-“El Hospital del Mar aplicó en el año 2013, por primera vez en el estado español, cirugía de la epilepsia con un brazo robotizado”.
-“Oncólogos del Hospital del Mar identifican cinco nuevas mutaciones genéticas del cáncer de colon que predicen si habrá resistencia al tratamiento de quimioterapia más habitual. Se demuestra cómo la biopsia líquida permite hacer una fotografía del momento en el que se encuentra el tumor, sus mutaciones y cómo responde al tratamiento”.
-“El Hospital del Mar, recibe el Premio Europeo a la excelencia en la Higiene de Manos. Es la primera institución del estado español que recibe este prestigioso galardón que reconoce la excelencia de su programa de higiene de manos y la implicación de los profesionales para evitar las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria, preservando así la seguridad de los pacientes”.
En fin, tantas cosas… el ICOR, programa certificado de atención a la insuficiencia cardíaca de alto riesgo por tele-asistencia. Basta, que nadie se enfade.
Acabo de llamar al jefe de la guardia. Las últimas semanas hemos tenido días difíciles para la época del año en la que estamos. Me explica que la situación en boxes es bastante buena, pero que en el área quirúrgica están ocupados con un paciente politraumático complicado, que se está alargando y que hay algunos enfermos esperando a ser intervenidos. No obstante, confía que sobre las 20:30 o 21:00h podrán comenzar a atenderlos. “Hoy tenemos también guardia de infarto”, me dice (¡se refiere a que estamos de guardia de código infarto!).
Durante estos años a menudo he llamado al jefe de la guardia para saber cómo estaba la cosa. Ya he explicado muchas veces que la situación de espacio y las condiciones de trabajo en urgencias son inaceptables. Este mediodía me he encontrado en el ascensor a una de las abnegadas responsables, y me ha dicho, con una sonrisa en los labios, que muy pronto todo cambiará con las obras. ¡Yo le he contestado que antes de dos años! Estamos todos tan contentos por haber podido encontrar una solución a las obras paradas y poder poner fin a esta insoportable situación de las actuales urgencias.
De los pacientes no puedo hablar demasiado porque no he ejercido de médico en el hospital. Pero del personal de la casa, sí, y estoy admirado de lo que tenemos. Por eso me duele que se critique, más allá de lo razonable, al sistema sanitario catalán. ¡No apreciamos lo que tenemos! Y todo gracias a estos magníficos profesionales.
Finalizo destacando lo que para mí caracteriza más al Parc de Salut Mar y al Hospital del Mar. El año pasado se cumplieron 100 años de su inauguración y desde el principio, aquel hospital de infecciosos, de incurables, como recordaba en un escrito Vázquez Montalbán que se denominaba, era un hospital que nadie quería tener cerca de casa. Desde el primer minuto el Hospital del Mar tuvo que luchar por existir.
Y esta ha sido una constante en su historia. A nadie le regalan nada. Cada día hay que demostrar que eres capaz. No avanzar es ir atrás. Esto es aplicable a todo el mundo, pero en el Hospital del Mar, los médicos y otros profesionales saben mejor que nadie todo lo qué han tenido que hacer y hacen cada día para obtener ventajas de cualquier situación y para ser reconocidos en el nivel que se merecen.
Una anécdota de hoy, menor, pero que me ha hecho sonreír y pensar en esto que estoy diciendo. Esta mañana, cuando venía hacia el hospital escuchaba a Basté en la radio hablando del problema de las vacunas y ha salido también Fleming y el descubrimiento de la penicilina. Los tertulianos han recordado que Sir Alexander Fleming vino a Barcelona en el año 1948 y Màrius Carol creía recordar que “traído por algún médico del Clínic”. No se interprete como una crítica, que bastante han hecho recordando la efeméride. Pero al Dr. Fleming lo trajo a Barcelona el Dr. Lluís Trias de Bes, el entonces director del hospital, al Hospital del Mar, al Hospital de Infecciosos, para inaugurar el pabellón de enfermedades tropicales, antecedente del actual Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).
Siempre es así: nos tenemos que reivindicar. Para ser reconocidos como los otros, tenemos que hacer un poco más. Pero ya lo sabemos, y lo hacemos con gusto.
Acabo, apagoel ordenador y dejo este despacho para siempre. Y lo hago con una anécdota. El primer día que vine al hospital, en invierno de 2011, me encontré con una conocida que no sabía que era médico del Mar. Cuando le hablé de lo que venía a hacer, me dijo muy escéptica alguna cosa del estilo de: “Ah, sí, nunca he sabido demasiado bien para qué sirve todo esto del Consejo Rector y estas cosas”. El viernes me quise despedir de ella que, sorprendida de que ya hubieran pasado cuatro años, me pareció que este período le había permitido ver algún cambio y convino conmigo que algunas amenazas que preocupaban mucho al personal en el 2011, hoy se han disipado del todo.
Estimadas amigas y amigos del Parc de Salut Mar, gracias a todas y a todos. ¡Sois fantásticos y los 300.000 barceloneses de Sant Martí y de Ciutat Vella, en especial los del barrio de la Barceloneta, no saben la suerte que tienen con vosotros! Ha sido un placer. Y… querida Olga: ¡suerte y aciertos!
Josep Maria, el Consell Rector que has presidit ha estat el referent i l’enveja del sector públic empresarial… Coneixem bé com has presidit la institució i demostrat, a qui ho ha volgut o ha sabut veure, el que vol dir la transcendent funció del govern de les entitats públiques… Bon govern, eficiència, retiment de comptes,… Des d’una imprescindible autonomia i separació de la funció directa de l’Administració. Quina pena que el sectarisme, la ignorància atrevida, els diferents fonamentalismes burocràtics i els interessos partidistes mal entesos impedeixin que aquest model s’implanti a les altres entitats públiques, sense el qual tenen un destí malauradament previsible de burocratització i politització, deixant de banda els veritables interessos dels ciutadans i professionals. En qualsevol cas, gràcies per la bona feina!
Moltes gràcies a tots vosaltres Pere. El que si que et puc assegurar és que ens hi hem dedicat “en cos i ànima”. El temps dirà pel que ha servit….
Tinc més clara la reacció interna que la de l’entorn. Lluny de la unanimitat, molts professionals de la casa han entès el nostre paper i uns quants l’han agraït. Per a mi la gratificació més gran em ve d’ells. Ja fa anys que dono voltes pel món i sé que les coses les has de fer per convicció i amb il•lusió. Per a mi haver tingut l’oportunitat d’estar tant a prop de la trinxera mirant d’ajudar ha estat una experiència meravellosa, que he tractat de reflectir en aquesta segona part del post que he penjat avui. Confesso que avui quan he sortit per última vegada de l’hospital (després de passar per la planta 6ena d’onco a quarts d’onze del vespre), m’he sentit feliç…
Josep Maria,
Ja vaig expressar-te la meva admiració i agraïment per la feina duta a terme al PSMar. Permet que avui posi únicament de relleu un element del teu escrit: “Què ha estat però el millor de tot? Sense cap mena de dubte les persones”. Tot el que dius gira en torn a elles i, curiosament, és aquest fet el que parla de tu. No vols oblidar ningú: des del Consell Rector fins a la senyora de la neteja… Com això et sembla poc no t’oblides de citar “els 300.000 barcelonins de Sant Martí i de Ciutat Vella”. L’enigmàtica “estimada Olga” del final, a qui sembles retre un tribut particular, insisteix encara més en aquest curós tracte personal.
Sartre deia “l’enfer c’est les autres” i és cert que les relacions humanes són de vegades el que més dificulta les tasques més senzilles, sense parlar, a més, de la maldat inconcebible que ha sigut capaç de mostrar l’esser humà al llarg de la història. Però l’inrevés també és veritat i encertes amb aquest adéu constructiu. No seríem qui som sense el reconeixement dels altres i als altres. Estem constituïts de lligams, no només la nostra personalitat exterior, sinó que, en el racó més íntim del nostre ésser, allà on guardem el nostre tresor, hi ha totes les relacions que hem establert amb afecte, reconeixement, respecte, … “Quien tiene un amnigo tiene un tesoro” diu el refrany castellà. Les relacions harmòniques que establim, per molt senzilles que aquestes siguin, ens humanitzen i ens enriqueixen.
Amb el teu escrit has incrementat considerablement el teu patrimoni.
Merci encore Guillermo. No hi ha dubte que el millor de l’experiència PSMAR han estat les persones.
Tens tota la raó quan dius que les relacions humanes poden dificultar el més senzill. No ha estat el cas. Això em fa pensar que és de justícia fer explícit que, evidentment hi ha persones de l’entitat que discrepen de mi. Algunes m’ho han dit amablement (ahir mateix vaig rebre un mail d’una metgessa de l’hospital que em manifestava tot un seguit de problemes). La part de la maldat humana també l’he patit. Però el meu balanç és tremendament positiu pel que fa a la alta consideració que sento per les persones del PSMAR. Repeteixo: el millor de tot. La Olga, la “estimada Olga” és la Dra Olga Pané, la gerent de la institució. Una gran professional i millor persona!,
Enhorabona Josep Maria per la sinceritat de l’article però sobretot per la feina feta al capdavant del PSMAR. Sovint s’ha denostat la gestió responsable dels recursos públics aplicant-li el despectiu terme de “tecnocracia”, però les idees sense capacitat per dur-les a terme no són més que demagògia. Vosaltres heu combinat idees i bona gestió i això és el que necessita el nostre sector públic, no només el sanitari però si especialment. És una llàstima que pleguis, espero que qui vingui al darrera continui la línia de gestió compromesa que heu protagonitzat i no empetiteixi davant la pressió de l’entorn i la demagògia imperant.
Dono fe del que dius del Sagrat Cor, el meu pare hi va treballar molts anys, fins la seva jubilació, i els seus “patrons” foren successivament “Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona” y l’Aliança, mai l’administració sanitaria.
Lluís Recoder
Moltes gràcies Lluis. Com dic en el post, la nostra gestió ha seguit el model de gestió empresarial del sector públic. Malgrat la música política ambiental contrària, malgrat la Funció Pública i la Intervenció General de la Generalitat i malgrat el propi Govern, segrestat per un Parlament en el que predomina la concepció “soviètica” de lo Públic, posant-hi dosis desproporcionades d’energia ens en hem sortit. No cal dir que el Conseller de Salut ha fet el que ha pogut, però poc l’han deixat fer. L’Alcalde Trias i tots els grups municipals van fer més del que estrictament els hi corresponia. Haver tingut professionals de la talla d’en Jordi Merdader, d’en Juanjo López Burniol, Manel Rosell, Jaume Aubia de l’Anna Veiga és un luxe per al sector públic. La creació de la Comissió d’Auditoria, hauria
de servir de model a consolidar a totes les institucions del sector públic. Per la transparència de veritat (no la cosmètico-politica que domina la legislació) i per la facilitat que suposa per als òrgans de control públic.